Hace pocos días acaba de concluir la Cumbre Amazónica con la presencia de ocho países que conforman la Cooperación Amazónica OTCA, la que finalizó con la llamada Declaración de Belém, con una ambiciosa agenda común para todos los países. La alianza amazónica lucha contra la deforestación y con el propósito de mantener el desarrollo sostenible con el objeto de detener los crímenes ambientales. Conservar la Amazonía es una prioridad mundial, la que ahora presenta de manera acelerada altos niveles de degradación para transformar los bosques en vastas extensiones en agricultura y ganadería. El impacto nefasto afecta a la Amazonía que no tiene retorno.
El artículo 45 de la Declaración establece “una alianza amazónica de combate a la deforestación” para evitar que la selva alcance el punto de no retorno. Los países de la OTCA ostentan los bosques tropicales más grandes del planeta y los países ricos y desarrollados tienen que contribuir a preservar este bien para mantener la selva en pie y así ayudar sobre el cambio climático. La situación actual de la Amazonía tiene que solucionar de manera urgente los temas ambientales, económicos, sociales y culturales.
La Declaración de Belém fijó 113 puntos en 18 ejes temáticos, pero se destaca de manera fundamental el frenar la deforestación y evitar que este ecosistema alcance su punto de inflexión. Destaca el fortalecimiento de los pueblos indígenas y comunidades locales y el manejo sostenible de los recursos naturales. Destaca también la urgencia de no violar los derechos humanos de los pueblos indígenas y los derechos socioambientales, hace un llamado a la acción conjunta para frenar la deforestación y el deterioro de la cuenca amazónica. Todos los países del mundo tenemos que unirnos para salvar la Amazonia. (O)