La Ley de Amara, formulada por Roy Amara en los años 60 y popularizada por Ray Kurzweil (2005), nos recuerda que «la gente tiende a sobreestimar el efecto de una tecnología a corto plazo y subestimar su efecto a largo plazo.» Esto es particularmente relevante cuando se trata de la inteligencia artificial (IA).
Cuando la IA comenzó a tomar forma, las expectativas eran estratosféricas. Se predijo que robots inteligentes serían parte de nuestra vida diaria en un abrir y cerrar de ojos, y que en nada estaríamos casi todos desempleados. Sin embargo, las predicciones iniciales no se hicieron realidad de manera inmediata ya que la IA debe pasar por etapas de desarrollo y aprendizaje.
A pesar de eso, con el tiempo, la IA ha superado nuestras expectativas iniciales de maneras sorprendentes. Desde asistentes virtuales inteligentes hasta avances en el diagnóstico médico y la autonomía de vehículos, la IA ha demostrado su poder en una variedad de campos.
Entonces, ¿qué lecciones podemos aprender? En primer lugar, debemos tener cautela y paciencia cuando se trata de la IA. No se trata solo de un boom tecnológico instantáneo; es una carrera de resistencia, en la que las inversiones a largo plazo en investigación y desarrollo son
esenciales.
En segundo lugar, la adaptabilidad es clave. La IA evoluciona constantemente, y nuestras estrategias deben seguir el ritmo. Esto significa que debemos estar abiertos al cambio y a la incorporación gradual de la IA en nuestras vidas y negocios.
La Ley de Amara nos recuerda que la tecnología, incluida la IA, es un viaje, no un destino. Si bien las expectativas iniciales pueden ser deslumbrantes, es el efecto a largo plazo lo que realmente importa y para eso debemos estar preparados. (O)
@ceciliaugalde