Marsella (Francia).- El papa Francisco y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvieron hoy una breve reunión privada tras la clausura de los Encuentros Mediterráneos en Marsella, una visita que el pontífice usó para remarcar un mensaje crítico con la gestión europea de la crisis migratoria.
A pesar de que Francisco había buscado expresamente no hacer de su viaje una visita de Estado a Francia, Macron y el pontífice tuvieron este sábado la oportunidad de conversar durante 32 minutos a puerta cerrada, si bien la primera dama, Brigitte Macron, se unió a ellos posteriormente.
La reunión tuvo lugar en una habitación con vistas al mar del Palais du Pharo, sede principal de estos Encuentros Mediterráneos, después de la ceremonia de cierre que tuvo lugar en el auditorio principal.
Ambos se dieron la mano afectuosamente y posaron juntos, pero el contenido de las conversaciones de ambos no se hizo público.
«Por Marsella, por nuestro país, orgullo de acoger a Su Santidad el papa Francisco con ocasión de los Encuentros Mediterráneos», dijo Macron en un mensaje en X junto a una foto en la que ambos se estrechan las manos.
Como obsequio, el mandatario galo le entregó dos libros: «Ex-voto marins de Notre-Dame-de-la-Garde» de Félix Reynaud, una obra de investigación sobre miles de ofrendas realizadas a la considerada guardiana de los marineros, cuya icónica basílica marsellesa visitó este viernes el pontífice; y una edición original de «El verano», del escritor galo nacido en la Argelia francesa Albert Camus.
«Un texto sobre el Mediterráneo, las leyendas europeas, con un fuerte mensaje de esperanza», habían remarcado fuentes del Elíseo sobre el libro de Camus.
Por su parte, Francisco hizo entrega a Macron de una medalla de oro del Pontificado.
Las controversias: laicidad, eutanasia e inmigración
La participación de Macron en la misa multitudinaria que Francisco celebrará esta tarde en el estadio Velódromo -ante unos 60.000 fieles- le ha valido numerosas críticas, en especial desde la oposición izquierdista de La Francia Insumisa (LFI).
El Elíseo confirmó la asistencia del presidente y de la primera dama tras unas semanas muy marcadas por la polémica surgida en torno a la prohibición de las abayas -un vestido largo que cubre de la cabeza a los pies- en las escuelas públicas.
Fue una medida que el Gobierno aprobó justo antes del comienzo del curso en nombre de la «laicidad» republicana, al considerar que la prenda era un signo de identificación de las mujeres musulmanas.
Pero esa defensa de la laicidad no excluye mantener «relaciones con todos los cultos, incluido el católico», argumentaron fuentes del Elíseo en respuesta a las críticas, además de recalcar que Macron «asiste a la misa pero no participa como creyente».
No era el único asunto espinoso para el Gobierno francés, que prepara desde hace meses un proyecto de ley sobre la eutanasia. El texto se iba a presentar en el Consejo de Ministros del pasado jueves -un día antes de la llegada del Papa a Marsella-, pero se retrasó aduciendo necesidades del calendario de trabajo.
La prensa francesa, sin embargo, relacionó este aplazamiento con la visita del papa, que en su discurso de hoy al cerrar los Encuentros Mediterráneos previno contra «la perspectiva falsamente digna de una muerte dulce».
Además, Francisco buscó en este viaje recalcar su condena a la tragedia de la migración en el Mediterráneo, que este año volvió a intensificarse con más de dos millares de muertos contabilizados hasta la fecha, según la Organización Internacional Para las Migraciones (OIM). En los últimos días, además, la isla italiana de Lampedusa vivió un fuerte flujo de llegadas.
Desde Francia, el Gobierno no solo está preparando una nueva legislación migratoria que marcará el presente curso político, sino que el ministro de Interior, Gérald Darmanin, presente hoy también en el Palais du Pharo para escuchar al papa en la clausura de los encuentros, se apresuró a decir sobre las llegadas a Lampedusa que su país no iba a dar cabida a estos migrantes.
«Quien arriesga su vida en el mar no invade, busca acogida», avisó Francisco, muy crítico con la insolidaridad europea.
El viaje del papa a Marsella culminará esta tarde con la misa y Macron será también el encargado de despedir a Francisco en el aeropuerto. EFE