La banca afronta un futuro en el que la incertidumbre es innegable. En este contexto, se presenta la necesidad de reinventarse y a dar respuesta a los distintos retos y oportunidades que tiene ante sí. Y es necesario empezar a repensar el sistema bancario y su papel en la economía, ya que su rol de intermediario viene fomentando el crecimiento económico, pero también está retándose con la responsabilidad social y ambiental. La competencia y la economía de mercado fomentan la industrialización y la mejora en la calidad de vida. La industria bancaria es la sangre que hace funcionar las sociedades y los países; de hecho, sin financiamiento, tanto a nivel macroeconómico como microeconómico, las posibilidades de llevar a cabo cualquier proyecto se ven considerablemente limitadas.
Los bancos siempre tienen un punto de fragilidad, el mismo que se refleja cuando existe demasiada exposición a las tasas de interés. Este aspecto hay que corregirlo, dado que estos bancos tienen prestado mucho dinero a tasas altas porque tienen una gran cantidad de depósitos concentrados en unos pocos grandes captadores que pueden moverse rápidamente y esto puede debilitarlos. La ausencia de una supervisión y control regulatorio respaldado con pruebas de estrés lleva a la ilusión de que el problema puede solucionarse. Al parecer hemos transitado de un periodo de tasas relativamente bajas a otro marcado por tasas altas y de una expansión a una restricción cuantitativa que está retirando liquidez y aumentando el riesgo crediticio. Sin embargo, más allá de este contexto macro, resulta importante reflexionar y preguntarnos sobre los desafíos, especialmente aquellos vinculados a la tecnología y la transformación de los negocios.
La intensidad y la velocidad con que la tecnología digital ha penetrado en las sociedades modernas han superado cualquier previsión formulada hace tan solo quizá unos 10 años. El número de conexiones, interacciones y transmisiones de información y de datos que realizamos por medio de la tecnología digital crece casi exponencialmente. Nos encontramos en un mundo interconectado, donde personas y cosas se comunican de forma permanente y a tiempo real mediante de internet. En este aspecto, cualquier entidad bancaria que decidiera permanecer en el mercado y no invierta lo suficiente en tecnología, simplemente estará condenada a salir de la industria bancaria. (O)