LA BIENAL DE NARRATIVA “Eliécer Cárdenas” premió a ‘Las palabras del aire vacío, la novela de Kafka’, del manabita Jeovanny Benavides. Revela las razones y la esencia de los escritos del gran autor judío de Praga.
¿Qué significa para usted que su obra sea la ganadora de la Bienal de Narrativa Eliécer Cárdenas?
El premio Eliécer Cárdenas es sumamente significativo para mí. No solo por la admiración que tengo hacia la obra de Eliécer, sino también por ser la primera edición del premio, que presentó un amplio rigor académico y literario. Auguro una larga vida para el premio.
¿Qué motivación tuvo para centrar su novela ganadora en la figura de Franz Kafka?
Decidí escribir una novela sobre Kafka porque considero que, como muchos escritores contemporáneos, tengo una deuda con él. Durante mis estudios doctorales, visité varias veces Praga, ciudad impregnada de la esencia de Kafka. Eso me llevó a sumergirme en su obra, releyendo sus novelas, textos y biografías. Así decidí escribir una biografía novelada o novela histórica, con un enfoque serio y respetuoso, buscando entrelazar su vida personal con su obra literaria y rendirle homenaje. La novela resultó de una larga investigación de una década y un proceso de escritura de tres años.
¿Cuáles fueron los principales retos de escribir una novela histórica?
Como novelista, aunque gozamos de cierta libertad creativa, hay un compromiso con la precisión histórica que limita esa libertad. Virginia Woolf, una novelista que admiro, decía: “el novelista es libre, el biógrafo es esclavo”. Estuve entre ser libre y esclavo. Uno de los ejercicios más interesantes fue la intertextualidad, el jugar con los comienzos de sus principales novelas. El mayor desafío fue darle voz a Kafka en los diálogos, asegurando que sonara auténtico y no forzado.
¿Qué ámbitos de la ficción incorporó en esta novela?
En esta novela, la ficción se emplea para profundizar en aspectos reales de la vida de Kafka, como su relación con su padre o las interacciones con las mujeres importantes en su vida, ampliando así lo que conocemos por biografías o cartas. Otros elementos que exploré fueron las conversaciones de Kafka con su médico, mientras se encontraba enfermo por tuberculosis, donde le empieza a argumentar sobre la muerte, empieza a ver lo kafkiano, si es que así se puede decir, lo absurdo del vivir.
¿Por qué leer a Kafka?
Kafka es un autor que siempre vale la pena leer, especialmente en nuestra cultura actual de inmediatez, marcada por contenidos efímeros como los de TikTok y las historias breves, que a menudo carecen de profundidad. Kafka es una de las mentes más lúcidas del siglo pasado, transformó la narrativa con sus “parábolas” que capturaban esencialmente la angustia del hombre moderno y lo posicionan en situaciones límite. Esto permite una comprensión más profunda de los dilemas existenciales.
¿Cómo se siente frente a su obra?
Siento confianza y satisfacción del trabajo realizado. Ya no experimento el nerviosismo inicial de mis primeras publicaciones. Con mi primera novela, recuerdo que sentí la presión de ser juzgado por mis colegas y el público, pero ese temor se ha atenuado. Ahora, lo que más deseo es que mi novela invite a los lectores a profundizar en la obra de Kafka y si “Las palabras del aire vacío” sirve para que la gente explore su literatura, bienvenido sea.
¿En el futuro pretende escribir más novelas históricas?
Actualmente estoy finalizando una maestría en escritura creativa y estoy a punto de defender mi tesis, que es una novela sobre Medardo Ángel Silva, figura de la llamada Generación Decapitada y del modernismo en nuestro país. Mirando más hacia el futuro, estoy explorando la obra de Virginia Woolf. Ella es la mejor escritora de todos los tiempos.
A propósito, ¿cuál es su visión del escritor ecuatoriano?
Es curioso y dedicado. Los eventos literarios y las ferias del libro demuestran el auge que existe. Considero que falta más apoyo de la empresa privada y una mirada editorial más amplia. Las editoriales independientes también han hecho un trabajo maravilloso para visibilizar el nombre de colegas autores que son muy significativos e importantes para el país.
¿Qué consejo daría a los nuevos escritores?
Mi recomendación principal es redescubrir y releer los clásicos de la literatura. Es crucial que los pocos momentos que dedicamos a leer, elijamos obras de calidad, que nos permitan ampliar nuestras perspectivas y generar conciencia crítica. Estoy firmemente convencido de que la literatura es la principal arma que tiene el ser humano para cambiar el mundo. (I)
“Este premio constituye una alta distinción y lo recibo con honor. Mi motivación principal es honrar siempre el legado del gran Eliécer Cárdenas”
Jeovanny Benavides,
Jeovanny Moisés Benavides Bailón es un escritor y académico ecuatoriano nacido en Tosagua, provincia de Manabí. Obtuvo su doctorado PhD en Comunicación por la Universidad Nacional de La Plata en Argentina y realizó un posdoctorado en Historia en el Instituto de Estudios Latinoa-mericanos de la Freie Universität Berlín, Alemania.
Como escritor, ha publicado ‘Pilares de la noche vana’, en 2019, por la que recibió el Premio Miguel Riofrío de la Casa de la Cultura, y ‘Distancias olvidadas’, en 2022, una colección de 18 cuentos cortos.
Ha sido ganador del Concurso Internacional de Cuentos convocado por la revista Carátula, del escritor Sergio Ramírez, en 2011. También fue becario de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo y de la Universidad Nacional San Martín de Argentina. Es profesor titular en la Facultad de Ciencias Humanísticas y Sociales de la Universidad Técnica de Manabí. (I)
La obra ganadora de la Bienal
La novela aborda la vida y trayectoria de Franz Kafka, considerado el autor más revelador y lúcido del siglo XX. El principal propósito es rendir homenaje al maestro de Praga justo cuando en el 2024 se cumple un siglo de su muerte.
El Jurado en su veredicto resalta que la novela ganadora se sustenta en “una exhaustiva investigación, narra imaginativamente los hechos, logrando, por un lado, descubrir facetas secretas del gran escritor judío de Praga y evidenciar, por otro, los procesos que parecen estar en el origen de algunas de sus obras más significativas, todo ello realizado con amenidad y profundidad.
Su autor, Jeovanny Benavides, busca tender un puente entre el lector moderno y Kafka, ofreciendo una nueva perspectiva sobre su influencia literaria. Revela las claves para comprender la poética de Kafka a través de elementos intertextuales en los que el lector puede entender, releer y dialogar con las principales obras del maestro: ‘La metamorfosis’, ‘El proceso’ y ‘El Castillo’. (I)
La Bienal de Narrativa ha logrado su cometido
Escritores como la lojana Claudia Cabrera (21), el orense Jhon Turegano (24), los cuencanos José Álvarez (24) y Ramiro Urgilés (24) aparecen como los más jóvenes de entre los 98 participantes en el Concurso Nacional de la Bienal de Narrativa “Eliécer Cárdenas”.
Fernando Ortiz, presidente del Consejo Académico de la Bienal, resalta ese hecho como muy gratificante. Pues ser el espacio para el surgimiento de una nueva generación de escritores ha sido uno de los principales objetivos.
Aún más si se considera que Jeovanny Benavides, autor de la obra ganadora, tiene 42 años de edad. Y el guayaquileño Héctor Vanegas Fernández, autor de ‘Síndrome de encierro’, merecedora de la Mención de Honor, tiene 30 años.
Francisco Proaño, uno de los tres integrantes del Jurado, enfatizó que “el nivel, en general, es muy bueno por temas, puntos de vista, escritura. Existe gran creatividad”, sin descartar que también encontraron fallas de construcción estilística. Agregó que “varias de las novelas deben ser de autores jóvenes, pues son en estricto sentido novelas de aprendizaje (relativas a la etapa de formación del niño y el adolescente)”.
Además, se abordan problemáticas actuales como bullying, droga, desconcierto de la vida en los jóvenes, migración, inseguridad, entre otros.
Esta iniciativa impulsada en conjunto por la Universidad de Cuenca, el Gobierno Provincial del Azuay y el Colectivo Casa Tomada tuvo eco en diversas latitudes. Llegaron obras de ciudades como Santa Rosa, Saraguro, Cumandá, Daule, Naranjal, Huaquillas, Quito, Loja, Guayaquil y Cuenca. (I)
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Textos y fotos:
Angelo Ochoa y Nathaly Fernández, 7o. Periodismo, Facultad de Filosofía, Universidad de Cuenca