Hoy es noche buena, tiempo de familia, una comida especial, brindis y regalos. En general de un espacio-tiempo que, tristemente, no todos pueden gozar como se merecen. Para ellos esta noche poco o nada tiene que ver con unión, paz y celebración.
Hoy dormirán en la calle cientos de niños sin hogar, decenas de familias en condiciones de movilidad irregular, demasiados compatriotas en medio de “solo Dios sabe dónde” en la ruta al país de las maravillas.
Irónico pensar que José y María pasaron por lo mismo hace dos mil años; discriminados por su origen y creencias, por su pobreza, por el milagro que decían llevar; buscando un hogar en una tierra más próspera, un futuro mejor, terminaron criando un revolucionario, que también fue perseguido y asesinado.
Como humanidad no hemos aprendido nada, en Palestina no hay tregua a los ataques y al genocidio, en Ucrania no se conoce el número de muertos, más de 200 mil ecuatorianos han salido del país, la mayoría en condiciones ilegales, víctimas de las mafias de la trata y explotación, que es otra forma de guerra permanente en la región.
Solo pido que llegue el día en que la noche de paz no sea un privilegio de pocos, que haya comida caliente y pan dulce para todos, una cama en donde poder soñar sin miedo.
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