Glas mete en líos a Embajadas
Un conflicto diplomático entre el Ecuador y México podría desatarse, si este último concede asilo diplomático al exvicepresidente Jorge Glas, enjuiciado y sentenciado varias veces por corrupción, y últimamente investigado por la Fiscalía por presunto peculado en obras construidas tras el terremoto en Manabí.
Luego de ser requerido por la Fiscalía dentro de ese caso específico, Glas ingresó hace una semana en la Embajada de México en el Ecuador en calidad de “huésped”.
En estos días formalizó su solicitud de asilo, mientras el país está concentrado en el escándalo causado por el plan Metástasis, como parte de la investigación relacionada al narcotráfico y sus ramificaciones en la política y la justicia.
La Cancillería ecuatoriana ha reaccionado. Un eventual refugio a Glas no “sería lícito” expresa, y ha convocado a la embajadora mexicana en el país, Raquel Serur.
Pide al Gobierno mexicano analizar “detenidamente” la solicitud, actuar con base a lo establecido en la Convención de Asilo Diplomático de 1954, habiéndole entregado, además, toda la documentación de la Fiscalía sobre la investigación contra Glas.
Como no puede ser de otra manera, la Cancillería cita también las Convenciones de las Naciones Unidas de Lucha contra la Corrupción, cuyo fin es promover, facilitar, combatir y sancionar la corrupción.
Es más, si concede el asilo actuará con firmeza y “con base a los altos intereses del Estado”.
Glas hace todo lo posible para librarse de un nuevo proceso penal. En la Asamblea no hubo los votos suficientes para autorizar el juicio en su contra. Ya no es vicepresidente. Por lo tanto, no cabe esta argucia política, y, según Fiscalía, la resolución no tiene validez jurídica.
El gobierno de México, ideológicamente afín a Glas por cuya razón dio asilo a varios de sus coidearios procesados y huidos, deberá actuar con tino, haciendo prevalecer el derecho del Ecuador a juzgar a quienes infringen la ley.