La Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (SOLCA – Cuenca) ha tomado una resolución determinante, comprensible de alguna manera, no por ello lamentable.
El motivo es por demás conocido: tanto el IESS como el Ministerio de Salud Pública (MSP) le adeudan USD 15 millones por la atención y tratamiento a pacientes con cáncer, derivados desde estas instituciones.
Esa cifra apenas es una parte; pues a escala nacional las facturas impagas del IESS a clínicas y hospitales privados bordean los 340 millones. Las del MSP, 140 millones.
La crisis financiera del Seguro Social, como consecuencia de la falta de transferencias por parte del Gobierno, lleva a esos extremos. En el otro caso es igual.
SOLCA y los otros hospitales privados, con los cuales hay convenios suscritos, invierten sus recursos, insumos médicos, pagos a proveedores, y de otra índole.
La salud humana es innegociable e irrenunciable; pero tampoco se puede sostener con una situación financiera por demás precaria, a cuentagotas; peor atada a la espera durante largos meses y años.
De allí la decisión extrema: no recibir a pacientes nuevos derivados del IESS y del MSP. Se exceptúa a quienes están bajo tratamiento. Si lo terminaron, son devueltos a los hospitales de estas dos entidades para continuar con el control periódico.
SOLCA siempre advirtió sobre tan incómoda situación. Si bien le han hecho algunas transferencias no consiguen igualarse, sea por falta de dinero o por el trámite burocrático en engorrosas auditorías.
Es más, si se cancelan algunas transferencias, de inmediato se suman otras, según la derivación de otros pacientes.
Pocos meses atrás, igual reclamo hicieron las clínicas particulares, donde son sometidos a diálisis los pacientes derivados del IESS.
La salud de la gente no puede supeditarse a la buena o mala voluntad de quienes deben cancelar las deudas. Vamos a finalizar 2023. Es hora de cambiar tan espinosa situación indolente.