Una de las explicaciones para que el país esté como está es la falta de paradigmas, de ejemplos saludables. Los ejemplos que la juventud ve a diario son deplorables; gente que ha asumido funciones para las que no estaba ni está capacitada, que se ha enriquecido mediante el peculado y el robo, que surgió gracias al engaño y consiguió votos con promesas que no pensaba cumplir. ¡Qué ejemplo representan tantos ex altos funcionarios prófugos, clara demostración de que mediante el delito se puede hacer fortuna en un cargo público y luego fugar para vivir tranquilamente con la seguridad de que nunca la justicia les castigará! Y el juicio y castigo no vendrán porque los jueces, con honrosas excepciones, buscan su beneficio personal únicamente y conseguir que los delincuentes les paguen por la impunidad. Malos ejemplos son también los banqueros ladrones que ahora viven en doradas playas con el dinero de los confiados depositantes de esta “banana republic” donde sólo vale la viveza y aparentemente la prosperidad está en ser audaz delincuente de cuello blanco.
Malos ejemplos fueron los políticos farsantes, oportunistas y vivarachos sujetos, salvando las pocas excepciones, que más por prudencia que por honestidad no robaron. La deprimente acción de muchos partidos y movimientos políticos decepciona y ahuyenta del quehacer político a la juventud sincera que no va a querer ser tránsfuga de transfuguismo múltiple, usurpadora de posiciones inmerecidas con enormes sueldos, ni aspirar a más de lo que puede de acuerdo a su preparación. Pero ¿Y los jóvenes que aprendan del mal ejemplo…?
¿Cuándo volveremos a tener ejemplos buenos para la niñez y la juventud? Un Rocafuerte y un Olmedo, un Alfaro, en lugar de todos esos liderzuelos propietarios de partidos y movimientos creados para beneficio suyo y de su grupúsculo de amigos y conmilitones ¿Volverá a haber gente de la talla de Benjamín Carrión, Jorge Icaza, Demetrio Aguilera Malta, Oswaldo Guayasamín…? Cuánta falta hace gente como Clemente Yerovi Indaburo o Luis Noboa Naranjo y la desaparición de tantos embaucadores que con su mal ejemplo le quitan la esperanza y el futuro al país. (O)