Cuando la familia Morocho vuelve al pasado hay cierta sorpresa en su rostro. La razón: el haber logrado alcanzar metas que hasta hace quince años ni siquiera las imaginaron.
Abrir dos cafeterías en New Jersey, inaugurar una más en este 2024 y ofrecer trabajo a sus compatriotas que tuvieron que dejar Ecuador para buscar estabilidad económica en otro país.
La historia de los Morocho, en el extranjero, empezó a mediados de los noventa, cuando los esposos Gloria Morocho y Luis Morocho, oriundos del cantón Nabón, salieron de Ecuador con destino a Estados Unidos.
En el país norteamericano probaron distintos trabajos, se equivocaron, aprendieron, cumplieron ciertos objetivos. Pero no sería sino hasta el 2010 que la vida de la familia Morocho comenzaría a cambiar.
Ese año, Gloria, junto a Luis, abrieron una pequeña cafetería en Orange, New Jersey, en donde empezaron a vender colada morada, morochos, café, tortillas, panes, secos. En fin, de todo un poco.
La cafetería, que se la llamó “Morochos Café”, comenzó a tener cierto éxito porque los ecuatorianos que viven en New Jersey encontraron los alimentos que solían comer en Ecuador. Antes de ir a trabajar pasaban por la cafetería para probar los productos de doña Gloria Morocho.
Entonces sucedió algo que no estaba entre los planes de la familia. Doña Gloria se enfermó, y tuvo que volver a Ecuador para tratarse. En principio, Gloria iba a estar ausente por quince días. En ese tiempo, una familiar iba a estar cargo de la cafetería.
Sin embargo, la enfermedad de doña Gloria fue más compleja de lo que se pensaba. Y su ausencia no fue por dos semanas, sino por dos años. Por aquel entonces, Óscar y Melinton Morocho, hijos de Gloria y Luis, estaban en el país norteamericano trabajando en la construcción.
Nunca se imaginaron que tendrían que hacerse cargo de la cafetería. Y tampoco se imaginaron lo que estaba por venir.
Cambios en el negocio
“Yo que iba a pensar que debíamos administrar la cafetería, que teníamos que cocinar”, dijo Óscar a El Mercurio.
Pero así fue. Óscar se dedicó a la cocina, mientras que Melinton se hizo cargo de la panadería. Luego empezaron a intercambiar sus roles para aprender del negocio. Los jóvenes trabajaron de lunes a domingo, descansaron muy poco y se dedicaron a entender cómo funcionaba la cafetería.
Para aprender cómo hacían otros negocios parecidos, Melinton consiguió trabajo en empresas reconocidas, como McDonald’s.
“Mi hermano siempre ha sido curioso. Ya venía tomando fotos, ya preguntaba cómo funcionaba y ya buscábamos cómo implementarlo en la cafetería”, recordó Óscar.
De a poco fueron armando su propio sistema de servicio, de elaboración de productos, los cuales, cuando doña Gloria volvió, eran totalmente distintos a los que ella conocía.
Enfrentarse a los cambios fue complejo para Gloria. Aun así, peleando, discutiendo, entendiendo, Morochos Café se convirtió en un auténtico éxito.
Producir su propio café y chocolate
Una de las cualidades de la familia es que siempre se preguntan cómo mejorar, cómo crecer, y sobretodo, se dan las respuestas. No se quedan estancados, ni se quedan con las ideas sin ejecutarlas.
Cuando la primera cafetería encontró su propio ritmo, en la pandemia, los Morocho abrieron otra en Irvington, New Jersey. Y ahora se aprestan a abrir una tercera en Kearny.
Pero, para eso, también se inmiscuyeron en otro negocio: su propia marca de café y chocolate.
Hasta hace poco, los Morocho usaban distintos tipos de café y chocolate que llevaban desde Cuenca en sus maletas. El problema fue el sabor de las bebidas calientes y frías que vendían en la cafetería no siempre eran los mismos.
Ante eso decidieron investigar, probar, equivocarse, tomar riesgos, y aprender sobre el café y el chocolate. Melinton se encargó de buscar fincas que produjeran un buen café en Ecuador, mientras que Óscar optó por montar una chocalatería en el sector de El Arenal, en Cuenca.
Esas decisiones los llevaron a ofrecer un café y un chocolate de alta calidad y con un sabor igual, que no cambie.
Ahora los hermanos ya no llevan el café y el chocolate en sus maletas, sino ya exportan directamente a Estados Unidos.
Continuar creciendo
Los objetivos de la familia es seguir creciendo bajo la premisa de que tenga una relación con Ecuador.
Por ejemplo, en las cafeterías se venden productos ecuatorianos; de los 21 trabajadores que tienen los Morocho, una gran parte son de Ecuador; y el chocolate y el café tiene que ser ecuatoriano.
Si bien Gloria y Luis tuvieron que dejar Ecuador hace más de un cuarto de siglo, nunca se olvidaron de su origen, por lo que, cualquier decisión que tomen, el país debe estar presente.
“Queremos ayudar a nuestros compatriotas. No hay que salir de acá para crecer. De aquí mismo puede salir todo. Y en nuestro caso decimos, si el nombre McDonald’s se hizo famoso, por qué los Morocho no pueden hacer lo mismo”, dijo Óscar. (I)
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