Nicolás Monroy siente que cada vez está más cerca de cumplir su sueño de jugar fútbol profesional. Sus padres son oriundos de Cuenca. Él nació en Connecticut, al noreste de Estados Unidos.
El próximo año ingresará a la Franklin Pierce University, en New Hampshire. Tendrá la oportunidad de estudiar y de seguir desarrollándose como futbolista en la División II de la NCAA (National Collegiate Athletic Association).
Dentro de la organización deportiva universitaria estadounidense es una división de nivel medio, no tanto por el talento de sus deportistas sino porque suele tener un calendario menos exigente que los equipos de la División I.
En las universidades de la División II los jugadores disponen más tiempo para una vida fuera de su deporte (estudio). Actualmente, Franklin Pierce es una de las más reconocidas por su último bicampeonato (2022, 2023).
Los inicios en Estados Unidos
Monroy empezó a jugar fútbol a los 14 años en el equipo de la High School, aunque casi se decepciona del deporte. Su entrenador valoraba muy poco su esfuerzo por mejorar.
“Me bajó bastante la confianza. Fue difícil porque ya no me gustaba jugar, me ponía nervioso, empecé a dudar bastante. Había días que no quería ir a entrenar. Siempre me ponía en la banca”.
En la búsqueda de una mejor experiencia, Pathfinder FC le abrió sus puertas en Nueva York. Es un programa que le forma al joven en lo deportivo y en lo académico.
El esfuerzo económico de sus padres no fue en vano. Monroy recuperó la confianza y por su buen nivel le trasladaron a la filial de España donde radica desde septiembre de 2023.
“Cuando llegué era uno de los más jóvenes del equipo. La adaptación no fue fácil porque eran más grandes, más fuertes y algunos incluso más rápidos. Con esfuerzo y demostrando mi técnica me gané la titularidad”.
Próximos desafíos en el fútbol
El buen desempeño de Monroy en España le ayudó a que la Universidad Franklin Pierce tomara en cuenta su nombre para reforzar su plantel.
En abril terminará la High School. Para la graduación, espera la visita de sus padres a quienes no ve desde enero. Con ellos se tomará una semana de vacaciones en París antes de alistar las maletas para ir a New Hampshire.
Cuando termine la universidad su aspiración es vincularse a un club profesional y tomar el mismo rumbo de decenas de ecuatorianos que juegan en Estados Unidos y Europa.
“Empecé jugando en defensa, pero siempre quería tener y tocar la pelota. A los 14 años me cambiaron al medio campo y allí es cuando empiezo a mejorar bastante”.
Su padre trabaja en una fábrica; su madre, cuida niños. El esfuerzo que ellos hacen espera algún día recompensarlo haciendo realidad su sueño con un título académico de por medio.
“Mis padres me dijeron que los estudios son importantes porque nunca sabes si te lesionas y ya no puedes jugar. Me dijeron que siempre puedo seguir mis sueños de jugar fútbol profesional, pero no tengo que descuidar mis estudios”.
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