En una seria encrucijada está la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) para detener la erosión regresiva del río Coca, cuyas aguas mueven las turbinas de Coca Codo Sinclair, la central hidroeléctrica más grande del país.
Un informe del Cuerpo de Ingenieros de la Armada de EE.UU. dio la máxima alerta: la erosión podría llegar a las obras de captación de la central en menos de tres años.
La Celec, como no podía de ser de otra manera, promovió un concurso para construir un dique permeable en el río. Se presentaron ocho oferentes.
Sin embargo, en el país de los “peros”, no faltó el dirigido a parar el concurso. Según informó el Ministro de Energía (e), Roberto Luque, hay un informe técnico para declarar desierto el concurso, debido a observaciones hechas por el Servicio de Contratación Público (Sercop).
Haría falta actualizar los diseños de la obra, ha dicho el Sercop; pues, el proceso erosivo ha avanzado.
Dicho proceso, como dice el Ministro, ocurre en el tiempo. La erosión, un fenómeno natural, si bien inducido por la construcción de la Central, no va detenerse como por arte de magia, mientras calcen los diseños, es decir, esperando la perfección; y en tanto siga avanzando constará más la obra, cuyo presupuesto actual es de USD 17 millones.
Luque ha dado instrucciones precisas: elaborar análisis jurídicos y técnicos para rescatar el proceso licitatorio.
Hay una emergencia nacional debido a la crisis eléctrica, si bien apaciguada en estos días por las lluvias.
Pero el avance de la erosión del río Coca también deriva en emergencia y, por consiguiente, en urgencia para detenerla so pena de un potencial colapso, y el país se quede sin 1.000 megavatios de potencia.
El reto de arriesgarse para contratar la ejecución de la obra está lanzado. El Sercop tiene la última palabra.
Una encrucijada más en el ya complejo panorama de Coca Codo, lleno de fallas técnicas, de corrupción, y de no trabajar de acuerdo a su potencia instalada.