¿Realmente preparados?

Andrés Martínez Moscoso @andresmartmos

Durante conferencias sobre ética en la política, es común escuchar que, “el primer acto de corrupción es aceptar un cargo público para el cual no estás preparado”, sin embargo, parece que esta premisa es poco valorada a la hora de aceptar las postulaciones de los binomios presidenciales en el Ecuador.

Sorprende que los movimientos y partidos políticos presentaron un total de 17 binomios presidenciales, no obstante, si el elector se detiene a realizar una valoración real y objetiva acerca de la experiencia, formación y compromiso con “lo público”, son pocos los “equipos de trabajo” que superarían esta sencilla revisión.

Frente a esta inusual cantidad de candidatos, pueden realizarse algunas reflexiones:

La primera, radica en el hecho de que muchos políticos usaron la estrategia de agotar la democracia interna de sus partidos, a través de elecciones primarias, con el propósito de generar alianzas hasta la inscripción formal de las candidaturas en el mes de septiembre, tal es el caso de un sinnúmero de actores políticos que buscan inmunidad, encabezar la lista de asambleístas nacionales, incluso hasta “tranzar” por un Ministerio en caso de que el binomio resulte triunfador.

Un segundo enfoque, sugiere que 17 binomios pueden generar 2 efectos: evitar que un candidato presidencial gane en una sola vuelta, y, por ende, durante el “ballotage”, depender de alianzas y apoyos de partidos y movimientos residuales. Y, por otro lado, el respaldo de un candidato presidencial puede traer la posibilidad de obtener un par de escaños en la Asamblea Nacional, lo cual a futuro puede convertirse en moneda de cambio en una configuración de una Legislativo “fragmentado”.

Y, por último, se encuentra la situación de algunos movimientos políticos que buscan mantener su registro electoral, razón por la que están obligados tanto a participar en estas elecciones, así como obtener un porcentaje de votos válidos. No olvidemos en este sentido, que es común que una serie de este tipo de movimientos políticos “de alquiler”, son usados por distintos políticos y caudillos para presentarse a una dignidad de elección popular, más allá de su convergencia o identidad con sus principios.

El exceso en la presentación de binomios presidenciales por parte de partidos y movimientos políticos es una clara muestra de la falta de conexión con los ciudadanos, respecto de sus reales problemas y aspiraciones, y debilita el real concepto de la democracia representativa. (O)