Conocer otros idiomas

Tito Astudillo y A.

Hace más de cincuenta años, cuando cursaba el séptimo nivel de inglés en el “Abraham Lincoln” escuche a mi hermano Rubén, confidenciar a Edmundo Maldonado, que estaba aprendiendo alemán porque quería leer a escritores germanos en su propio idioma, confidencia que despertó en mí cierta inquietud que se acrecentó con mis visitas al escritor Manuel Muñoz Cueva quien siempre estaba con sus alumnos de español, francés o quechua. Yo, ensimismado con mi nómina anatómica en latín, decidí continuar con mi inglés en el querido “Abraham Lincoln”.

Ahora, en tiempos de globalización, con el mundo cada vez más cerca en la medida que viajar es una opción asequible, se siente la necesidad de conocer y hablar otros idiomas, o al menos un inglés elemental que nos permita interactuar con los habitantes del mundo porque, pese a los prodigios de la industria turística que pone al alcance tours, guías, diccionarios bilingües y trilingües y multilingües, siempre nos quedan cortas las posibilidades de un mejor entendimiento de las bondades culturales de los países que se visitan, y de primera mano, cuando no es posible comunicarse con la gente en el mismo idioma, lo que se traduce en no disfrutar a plenitud todas las experiencias y detalles del viaje. Definitivamente el conocimiento de otros idiomas es fundamental en la formación del nuevo ciudadano del mundo y el sistema educativo, como no podía ser de otra manera, ha puesto especial énfasis en este rubro, como es el caso del Colegio Alemán Stiehle de Cuenca, que ofrece un bachillerato internacional trilingüe con un programa de intercambio estudiantil que posibilita a los estudiantes de acá vivir las experiencias familiar, estudiantil y comunal de allá, y a los de allá replicar acá; programa que vive estos días una delegación estudiantil que salió el 28 de agosto con destino a Frankfort Alemania.

Y llegaron a sus nuevos hogares en diferentes ciudades, luego de una pasantía en Frankfort, los cincuenta y dos alumnos de la Décima Clase de Bachillerato del Colegio Alemán Stiehle de Cuenca, entre ellos mi nieta Juliana, a la ciudad de Halle, para vivir la experiencia de ser parte de una familia, de un colegio y una comunidad alemana, interactuando, aprendiendo y aportando conocimiento de nuestra cultura, pero sobre todo perfeccionando su alemán.  “Ya la tenemos…”, anunció por WhatsApp, su Madre Alemana, desde el aeropuerto de Halle, para nuestra alegría. (O)