El páramo agoniza

Este medio de comunicación hizo el día jueves un muy lindo reportaje sobre la agonía de los ríos de Cuenca, lo mismo ocurre con nuestros páramos del Azuay. Solamente visitando estos páramos y cerros se puede dar cuenta de la angustia y el llanto que ellos tienen, están secos, secos. Tuve la suerte de conversar con un Taita, quien con una profunda tristeza me dijo que el cerro tiene vida, que transmite energía, que todo se está secando, que los páramos están agonizando, por eso que ellos tienen mucho dolor.

Realmente la sequía es alarmante, los humedales están completamente secos sin vida, asoman como pequeñas islas de desierto y el pajonal verdaderamente parece morir. El páramo es un ecosistema único y cubierto todo por extensos pajonales, se encuentran hasta el mismo nivel de las nieves perpetuas, es un territorio Altoandino cuyo pajonal está en agonía. Este ecosistema cubre gran parte del Parque Nacional Cajas, del Area Nacional de Quimsacocha, del área de Chanlud y en general de los páramos del Azuay.

Los páramos funcionan como un control de los sistemas hídricos al absorber el agua de la lluvia, los que liberan gradualmente sus aguas alimentando a los ríos, pero ahora con esta terrible sequía no pueden ni abastecerse ellos mismos y peor regalar agua a los ríos. El agua capturada por los páramos beneficia mucho a millones de personas que usamos este líquido vital. La sequía, la tala de sus bosques y el avance de la frontera agrícola están matando virtualmente a los páramos. Nuestras autoridades deben ya legislar sobre el tema. No podemos seguir convirtiendo en leña y carbón los bosques de Polilepis, de Sarar y de Marar y se debe frenar de golpe y para siempre el avance voraz de la frontera agrícola, ya es hora de tomar en serio el represamiento de algunas lagunas para almacenar el agua. (O)