Los incendios forestales

Luis Muñoz Muñoz

Son largas las historias de  incendios forestales, que han devastado miles de miles de hectáreas de  pasto y árboles nativos  del lugar, y que incluso el fuego   ha contaminado a animales y casas de los lugareños, los incendios han arrasado con todo a su paso, provocando una estela de muerte y destrucción dejando sumidos a los vecinos en la desesperanza  sin techo donde cobijarse y perdiendo sus pocos bienes  materiales y semovientes. Los lugareños han tenido que extremar esfuerzos  para  poder paliar la crisis y aplacar el fuego, en esta  noble  tarea se han involucrado ,bomberos, policía, fuerzas armadas y  personal civil que  han tenido o tienen experiencia  en la lucha contra este flagelo,   que muchas de la veces resulta ser provocado por personas insensatas e inescrupulosas de quienes tiene  que ocuparse la ley  para sancionarlos rigurosamente por «pirómanos y terroristas».

Desde que la primavera llega a nuestro continente, la ocurrencia de los siniestros forestales vuelve a ser noticia en Ecuador, sobre todo en verano, donde la mayoría de las veces deja centenares de damnificados y miles de hectáreas de arbolado nativo arrasadas por el fuego. Sin contar el grave daño patrimonial y de biodiversidad que queda tras estos incendios, que afectan principalmente la Sierra Central, parte de la región oriental y parte de la Costa  de nuestro país. Según las estadísticas llevamos  como 31.865 hectáreas consumidas por el fuego, y se espera que la situación se agrave teniendo como escenario la sequía que afecta hace más de 10 años al país, las altas temperaturas que se pronostican para las próximas semanas, la vegetación reseca y estresada de nuestros bosques, y fundamentalmente por la crisis climática que está viviendo el planeta.

En este panorama, no basta aumentar recursos humanos y tecnología para el combate de los incendios forestales, la acción primera debe venir acompañada de la prevención… y es aquí donde necesitamos el compromiso y colaboración de toda la ciudadanía. Como dice el slogan de la Campaña de Prevención del Gobierno de Ecuador “Cuidemos nuestros bosques, con tu compromiso evitaremos los incendios forestales”, es primordial aprender a cuidar nuestros bosques, y eso pasa no solo por educar en los colegios, liceos y jardines infantiles. Se debe también educar a nuestros  vecinos y vecinas, porque es un deber ciudadano sensibilizar a la población de las consecuencias sociales, ambientales y económicas de los incendios forestales, y para ello debemos como ciudadanos responsables aprender a realizar acciones preventivas, tan simples como preparar nuestras viviendas para el verano, así como lo hacemos para recibir el invierno. Si nos encontramos en lugares colindantes a matorrales, plantaciones y bosques, lo que debemos hacer para disminuir los riesgos a incendios es construir cortafuegos, revisar que los grifos estén funcionando, contar con un sistema preventivo de alerta vecinal que coordine a los vecinos frente a posibles incendios.

Hay que iniciar campañas masivas para evitar  fumar en lugares con vegetación que pueda arder (vegetación seca), nunca arrojar colillas de cigarrillos ni fósforos al suelo, no encender fogatas en zonas cercanas a vegetación, no manipular otras fuentes de calor como velas o inciensos en estos lugares, y no dejar residuos en nuestras visitas a bosques o zonas protegidas como tampoco dejar ramas en las cercanías de nuestras viviendas. Solo el trabajo en conjunto y de manera solidaria nos permitirá  bajar la ocurrencia de incendios forestales, y no tener que lamentar nuevas pérdidas de bienes físicos o de vegetación nativa y especies de avifauna en lo posterior. Finalmente, es necesario investigar si los incendios en Quilanga, Quito, Guayaquil, y otros lugares  afectados fueron provocados, para que se sancione con todo el rigor de la Ley a este tipo de gente facinerosa. (O)

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