Los villancicos son ternura. Los postres resultan irresistibles. Esa combinación de arte y gastronomía más otras manifestaciones culturales hacen de la Navidad una festividad única.
En la Cuenca de costumbres y tradiciones no puede faltar esta combinación. Las familias se reúnen, comparten y disfrutan de distinta manera, pero manteniendo esa esencia.
A los niños y adultos les gusta el dulce
Los niños y adultos dicen que los postres son muy ricos. Disfrutan de buñuelos, quimbolitos, panes de pascua y las coronas. Las recetas varían, pero todas se conjugan con la creatividad de quienes las preparan porque agregan algo más que les da esa particularidad.
En la segunda planta del mercado 3 de Noviembre funciona el patio de comidas. Precisamente aquí, un local, prepara desde hace 14 años los buñuelos con una receta familiar que trasciende por generaciones.
Elena Narváez es la propietaria del local que se caracteriza porque cada mes vende diferentes postres dependiendo de la festividad. La mujer, de 58 años, recuerda que su abuela Ana Rodríguez los hacía para las posadas de Navidad con diferentes materiales hasta de yuca y con la miel de caña.
Prepara cientos de buñuelos para la venta que se los acompaña con un tinto caliente o chocolate que depende de los gustos de quienes los consumen. Familias de migrantes llegan a su local para comprarlos por gran cantidad con el propósito de enviarlos a los Estados Unidos (EE.UU.).
Quimbolitos con un rico sabor
La familia Chocho arrendó hace unos años una casa que se ubica en la avenida Loja, a pocos metros de la intersección con la calle Julio Matovelle. La adaptó y la convirtió en la cafetería “El Panita” donde, entre sus recetas estrellas, están los quimbolitos.
Janeth Chocho, de 48 años, recuerda que por pedido de sus clientes aprendió hacer esta delicia, aunque, le costó un poco al inicio hasta encontrar el punto exacto.
Ahora, prepara quimbolitos de vainilla, chocolate y mixto de todo tamaño, grosor y precio. Llama bastante la atención su presentación porque están envueltos en hojas de achira que también se usan para hacer otra delicia gastronómica como son los tamales.
Las personas acostumbran a acompañar los quimbolitos con un vaso de leche caliente o aguas aromáticas. Resulta ideal comerlos en esas tardes frías y lluviosas donde el cuerpo pide algo caliente.
Legado para mantener lo dulce del pan
En una vivienda que se ubica en la calle Sangurima, entre Miguel Vélez y Coronel Talbot, se emplaza un horno de leña con el cual se hacen maravillas gastronómicas. Allí, Santiago Siguenza, de 39 años, elabora el pan de pascua que tiene un sabor y contextura diferente a los que se elaboran en hornos de gas.
Santiago aprendió de su abuelo José Castillo, y heredó ese oficio para establecer hace 21 años su propia panadería. Comparte ahora con sus hijos, quienes han aprendido de él este oficio que engolosina a los más exigentes paladares.
Agradece a Dios por todas las bendiciones que le ha otorgado con su trabajo que nunca le falta pese a los difíciles momentos económicos del país. Recuerda que una vez tuvo un contrato con el Municipio para elaborar 5.000 panes de pascua, y así, con otras organizaciones y familias que les gusta su sabor.
Las coronas de dulce
En la calle Bolívar, por donde se da cada 24 de diciembre el tradicional “Pase del Niño Viajero”, se encuentra la panadería “Moderna” que hace de todo, pero en especial las coronas para las fiestas navideñas.
Geovanny Chuchuca, de 45 años, es el responsable de la panadería que inició en 1983 su padre Milton Chuchuca. Aprendió hacer las coronas tras su paso por los EE.UU. porque conoció como los españoles las hacían rellenas y los mexicanos las roscas de reyes.
Con esos conocimientos más su sello personal inició hace 15 años con la elaboración de las coronas que se caracterizan por ser un pan de dulce relleno con nueces, almendras, crema y más ingredientes.
La Navidad es una fecha propicia para disfrutar de delicias como estas. Además, de pasar momentos amenos en familia, unidad y solidaridad. -(I)
DETALLES
1 de diciembre inició la preparación de algunos de estos alimentos que resultan irresistibles.
En diferentes sectores de Cuenca se encuentran locales con la venta de estas recetas gastronómicas.
La venta de quimbolitos se da -por ejemplo- en la calle de Las Herrerías, en la avenida Loja, Centro Histórico, y más lugares.
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