Tras dos años de trabajo, según se informó en el Ministerio de Economía y Finanzas, el Gobierno ecuatoriano concretó la recompra de bonos soberanos (en manos de tenedores de deuda externa), a cambio de la emisión de bonos verdes, que se emplearán para proyectos en la Amazonía.
La transacción permitió que la deuda que tiene el país se reduzca de forma inmediata y que el peso de esta (lo que se paga año a año) también tenga una reducción importante; además, se creó un fondo para el cuidado y la preservación de la Amazonía.
“Hemos logrado intercambiar 1.527 millones de bonos globales, es decir de deuda, por un préstamo de impacto de 1.000 millones en mejores condiciones. Al mejorar las condiciones de la deuda, liberamos recursos que pueden ser usados para salud, educación e infraestructura”, recalcó Juan Carlos Vega, ministro de Economía y Finanzas
Para el economista Ramiro Crespo, experto en temas relacionados con deuda externa, la transacción realizada por el país es positiva, no solo porque reducirá el costo y el peso de la deuda, sino porque reducirá el riesgo país y mejorará la imagen del país.
“Con un riesgo país mejor, Ecuador podría volver a salir al mercado internacional, para cambiar la deuda cara, por una más barata; además, con esta operación da una imagen de país preocupado por el calentamiento global, lo que le podría traer otros beneficios, como cooperación”, afirmó Crespo.
¿Cómo se realizó la transacción?
La operación efectuada se compone de tres momentos, en el primero Amazon Conservation DAC retiró del mercado los bonos 2030, 2035 y 2040 (corresponden a los años en los que deben ser cancelados), por 1.527 millones de dólares.
En una segunda etapa, Amazon Conservation DAC ofreció la deuda en mejores condiciones, otorgándole al país un nuevo crédito por 1.000 millones de dólares, a cambio de los 1.527 millones de dólares iniciales.
La tercera etapa consistió en una transacción financiera en la que Ecuador se comprometió a destinar 460 millones de dólares sobrantes para la concreción de proyectos destinados a la conservación de la Amazonía, denominados Biocorredor Amazónico.
Además, con esta operación el país también reducirá el peso de su deuda, esto gracias a la ampliación del plazo de vencimiento; con el nuevo financiamiento los bonos 2030, 2035 y 2040 ahora vencerán en el 2041; es decir, 11, 6 y 1 año adicional, respectivamente.
Esto permitirá reducir el peso de la deuda en 816 millones de dólares, que incluyen los intereses y comisiones que el país dejará de pagar; también se aplana la curva de vencimientos, los pagos más fuertes estaban establecidos para el 2025 y 2035, ahora los montos se redistribuyen.
¿En qué consiste el Biocorredor Amazónico?
Este fondo de conservación estará conformado de dos partes, el primero contempla que el país destine 323 millones de dólares para proyectos para la conservación de la Amazonía, los cuales se deberán desembolsar por 17 años, 19 millones de dólares cada año.
Por otro lado, están los 135 millones de dólares restantes, estos deberán entregarse, por los mismos 17 años, a razón de 4,5 millones de dólares anuales; los cuales se destinarán para la creación de un fondo patrimonial que se sustente en el tiempo y que se irá alimentando y generando intereses hasta el año 2041; lo reunido también será destinado a proyectos para la Amazonía.
Cumplimiento de la inversión en la Amazonía
En el sector ambientalista ven con buenos ojos la operación realizada, sin embargo, según recalcó Belén Páez, directiva de la fundación Pachamama, es vital que el Gobierno cumpla con utilizar los fondos para proyectos en la Amazonía, los que deben ser escogidos de forma adecuada.
“Este tipo de esquemas de financiamiento deben ser consultados de forma libre a los pueblos indígenas y comunidades locales. Sin estos elementos, pueden ser mecanismos que no sean eficientes y eficaces para las finanzas públicas”, afirmó la Páez.
Ramiro Crespo coincide en que, para que se afiance la imagen de Ecuador como un país preocupado por la ecología, los proyectos deben concretarse y estar encaminados a mejorar su calidad de vida de las poblaciones indígenas.
Para los dos expertos es importante también que el dinero sea administrado correctamente.
Según el Gobierno, el Fondo del Biocorredor Amazónico será administrado por una junta integrada por nueve actores, tres del sector público, tres de la sociedad civil y Nature Conservancy, responsable de cinco de los seis canjes de este tipo en el mundo.
También se ofreció un seguimiento continuo del destino de los fondos, tanto a nivel nacional como internacional. (I)