La comprensión de un Estado democrático, republicano, que cree, respeta y alienta a las libertades, implica garantizar el sistema judicial. Jueces probos e imparciales. Honestos. Éticos. Destinados a tutelar los derechos y la verdad. Lejanos a los intereses o pactos.
No es la primera vez. En el Ecuador siempre se ha buscado cooptar la justicia. El Poder Judicial puede convertirse en el músculo de la impunidad, de los abusos o de los intereses subterráneos de grupos, bandas ybandidos. En el último tiempo, con las investigaciones penales realizadas, se mira que es así. La delincuencia permeó. Las excepciones cada vez son menos.
Es el turno de renovar el Consejo de la Judicatura. El país tiene un nuevo reto. La Judicatura es el órgano de disciplina y gestión administrativa. Hace los concursos para seleccionar jueces, fiscales y notarios. Lleva adelante los procesos sancionatorios en contra de los servidores judiciales. Hay que decirlo también. Es el responsable de que exista salas para las audiencias, escritorios, sillas y hojas para los jueces y secretarios.
Se integra por 5 miembros con sus suplentes para un periodo de ejercicio de 6 años. La Constitución atribuye que la conformación provenga de delegados de la Corte Nacional de Justicia, Fiscalía, Defensor Público, Presidencia y Asamblea Nacional. La selección, como los vicios que tiene la actual Constitución, depende del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. El país ahora mirará las nuevas pugnas, dimes y diretes (que ya empezaron) por tomarse este órgano sustancial para la vida democrática del Estado.
Los últimos años, el Consejo de la Judicatura no ha tenido miembros definitivos o titules, únicamente remplazos del reemplazo. O lo que es peor, designados de manera ilegal. Además, una suerte de errores que han llevado a nulidades de los procesos de selección de los jueces de la Corte Nacional y lo que es peor, miembros sentenciados por delitos en el ejercicio de sus funciones.
Bueno. Aún hay gente que sigue pensando que la Constitución del Ecuador no debe cambiar. Yo, una vez más, con seriedad, muestro lo desastroso de la conformación de la Judicatura y la aberración de mantener un engendro como el Consejo de Participación encargado de su designación. ¡Hay que ser serios! (O)
@jchalco