Jesús no se imaginaba

David G. Samaniego Torres

Estamos de fiesta: la esperábamos.  Un día como hoy Jesús inició su más atrevida agenda: nacer en Belén para convivir algo más de tres décadas con seres llamados humanos, que Dios creó al inicio de todo este fascinante alboroto en el que hoy vivimos. Lo que luego sucede no tiene un adjetivo para describirlo porque vienen años de crecimiento, de aprendizaje y luego de enseñanza de Jesús a sus discípulos hasta llegar a un final trágico: la pérdida de la vida, acusado de perturbador social.

Jesús, o mejor Jesucristo, de regreso al cielo debe haber conversado mucho con el Creador del ser humano. Pienso que el Espíritu Santo tuvo que intervenir para sentar las bases para el futuro, que ellos lo veían como extenso, convulsionado y tanto o más conflictivo que la reciente experiencia terrena. Este tema es pródigo en interpretaciones y teorías que al final de finales llegan a igual destino. Algo al respecto trataré de esbozarlo no sin antes dejar muy en claro que estos reglones obedecen a cavilaciones necesarias y quizá, o tal vez no, cercanas a la verdad.

La Trinidad no demoró en sacar las conclusiones pertinentes de lo sucedido: el error fue crear seres libres y tan libres que inclusive podían revelarse en contra de sus creadores tratando de ser dioses.  Entonces llegaron a una conclusión lógica: si al crear a los seres humanos los hicieron a imagen y semejanza de Dios, entonces no cabía privarles de la libertad porque les distanciaba del plan divino. Muy largo sería seguir divagando sobre estos cruciales renglones. La Creación no falló, todo estaba sucediendo para que se cumpliera con los santos anhelos.

Fuimos creados como seres libres. Nacimos frente a mil senderos que conducían a destinos cercanos y distantes. El norte era el punto de arribo, se lo divisaba de lejos y de cerca; pero, también brillaban el resto de los puntos cardinales que conducían a destinos no pensados. Allí comenzó nuestro lío. Allí nacimos a la libertad. Allí fuimos dueños de nuestro presente y futuro.

Hojeando las páginas de historia de la humanidad nos encontramos con los frutos del bien y del mal. La libertad sigue siendo un tesoro ambivalente. Crearnos seres libres fue y sigue siendo un riesgo, pero también el más bello don que nos permite construir nuestro día a día.

Feliz NAVIDAD amigos de EL MERCURIO. (O)

Dr. David Samaniego

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Fundador de Ecomundo, Ecotec y Universidad Espíritu Santo en Guayaquil. Exprofesor del Liceo Naval y Universidad Laica (Guayaquil) y colegio Spellman (Quito).

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