Resulta inconcebible en cualquier parte del mundo, inclusive en los países más atrasados, el hecho que es común en el Ecuador: mientras la Policía atrapa delincuentes, los jueces están prestos para ponerlos en libertad, en lugar de juzgarlos adecuadamente y dejarlos en la cárcel para que los ciudadanos nos sintamos un poco más seguros y tranquilos.
¿Será que quienes ocupan los importantes cargos de jueces, no son precisamente los más eficientes egresados de las Universidades? Se comenta soto voce que quienes han egresado de las facultades de Derecho y, a consecuencia de sus escasos méritos profesionales, entran a ocupar un puesto en la función judicial. Claro que habrá excepciones, al menos en la provincia del Azuay, pero eso no es común. De tal manera que mientras los agentes policiales capturan a los delincuentes, asesinos, ladrones, etc. los jueces están prestos a dejarlos en libertad horas después. Hay varios mecanismos que desde la época del correísmo se inventaron en el Código Penal y disposiciones conexas con la finalidad de congraciarse con las fuerzas delictivas. En ese ámbito debemos situar los tales grilletes electrónicos, generalmente dañados, pero asi no sucediera han facilitado fugas como la de Fernando Alvarado, el mimado de Correa por haber contribuido para la consumación de innúmeros delitos con grandes perjuicios para el Estado
El hecho de que alrededor de un 40 % de los delincuentes captutados por la Policía sean dejados en libertad gracias a una serie de subterfugios como la tal Detención Domiciliaria o la Libertad Condicional, es algo que a todo el país mantiene en vilo, con intensa preocupación y miedo. Nos preguntamos los ciudadanos honestos qué influye más para que tales cosas sucedan, si las amenazas a los jueces o la entrega de sobornos para conseguir la libertad de los delincuentes. Yo no sé, pero me queda la sospecha de que algo así tiene que estar sucediendo pues de lo contrario no hay forma de comprender cosa tan inconcebible.
La Fiscalía es el otro eslabón para que las cosa vayan tan mal pues su accionar lento y la elaboración de partes incompletos, tardíos y mal elaborados, contribuye de manera eficaz para que lo que estamos comentando suceda. (O)