
A las afueras del templo, Laura Bustos se encuentra sentada en un viejo banco de madera deteriorado. Arropada con un poncho de color cafe, ofrece artículos religiosos a los peregrinos. Lleva más de 30 años en este lugar y asegura haber sido testigo de innumerables favores concebidos por el Señor de los Milagros de Andacocha.
Llega temprano con su hija Jannet Zamora y su perrito “Coco” para abrir el puesto. Ordena los escapularios, las manillas, imágenes religiosas, llaveros y una variedad de velas, cada una con un significado especial según su color.
Con las velas blancas se pide al Señor de los Milagros por el bienestar de las familias; las azules se encienden para solicitar la sanación de los enfermos. En cambio, las velas de color tomate se ofrecen para que bendiga el camino de los migrantes en su travesía a los Estados Unidos (EE.UU.).
Laura, quien en noviembre cumplirá 81 años, atribuye a la sagrada imagen el milagro de haberle salvado la vida en tres ocasiones. Padeció de neumonía y los médicos no le daban esperanza, pero asegura que fue su fe la que la sano y la mantiene de pie para seguir sirviendo a Dios.

En una casa antigua, frente a la entrada principal al templo, una familia inició hace más de una década con un pequeño negocio de venta de comida rápida. Ofrecen salchipapas, empanadas y otras delicias que calman el hambre de los feligreses.
La familia es muy devota del Señor de los Milagros, pues cada uno de sus miembros han recibido favores. Dayana Gómez, quien prepara la comida, asegura que tanto ella como su hijo están vivos gracias al poder de la sagrada imagen.
Tuvo un embarazo difícil, con alto riesgo de no sobrevivir. Días antes del parto, Dayana se encomendó en el Señor de Andacocha, pidiendo que todo saliera bien y pudiera criar a su hijo, que pronto cumplirá seis años.
Migrantes llegan al santuario de Andacocha

En estas fechas, miles de compatriotas regresan de los EE.UU. para cumplir su promesa de reencontrarse con la sagrada imagen. Quienes retornan por primera vez colocan placas con mensajes que reconocen los milagros concebidos.
Es el caso de Carlos Quirola, de 59 años, quien llegó el pasado domingo desde Nueva York para acudir al templo de Andacocha junto a su madre y su esposa. Recuerda con emoción el día previo a su viaje, cuando caminó por senderos hacia el santuario, colocó una vela y se encomendó a la imagen.
Estas historias se repiten a diario en el santuario, situado en lo alto del cantón Guachapala, un lugar que, aunque alberga una imagen pequeña, es símbolo de gran poder, fe y devoción. -(I)
DETALLES
– Del 12 al 16 de septiembre se realizarán los eventos principales por las fiestas en honor al Señor de los Milagros de Andacocha.
– En el cantón Guachapala se ubica el santuario visitado, especialmente en estas fechas por miles de peregrinos.
– Pese a que al templo se puede llegar en vehículos, grupo de devotos mantienen la costumbre de acceder caminando por medio de senderos.
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