La prensa debe ser examen y la censura, nunca el odio ni la ira que no dejan espacio a la libre emisión de las ideas. Nunca se acepta lo que viene en forma de imposición injuriosa; se acepta lo que viene en forma de razonado consejo. Es la palabra de José Martí.
Y es que el 5 de enero se conmemoró el Día del Periodismo Ecuatoriano, por lo que a través de esta nota nos sumamos a esa celebración porque de alguna manera formamos parte de ese quehacer humano que es expresión de libertad, pensamiento y responsabilidad.
Palabra y pluma ardiente, alguien decía en voz alta el otro día comentando con respecto a la mal llamada libertad de expresión de alguien que se ufana de usarla, pero que arremete sin contrastar la información. Y claro, hay que poner pasión al oficio como se lo hace en cualquier actividad humana, pero eso no significa incumplir los cánones a los cualquier buen ciudadano debe hacerlo y no se diga aquel que emula a Solano, por lo que de un tas pone en duda su estatus y lastima a la más noble de las profesiones liberales.
Entonces, hacer periodismo implica ir de la mano de la verdad que solo puede alcanzarse liberándose de las fogosidades insanas. Sólo quien sabe de periodismo, y de lo costoso del desinterés, puede estimar de veras la energía, la tenacidad, los sacrificios, la prudencia, la fuerza de carácter que revela la aparición de un diario honrado y libre; decía también ese hombre libre y de buenas costumbres, José Martí.
De la mano de la historia, hurgando los viejos papeles nos encontramos con una crónica del barrio de las panaderas de nuestra añeja Cuenca, la del Negro Pebete, ese personaje de inicios del siglo 20 que se caracterizaba por escribir infamias pero que un día fue chamuscado con la indiferencia de sus habitantes que dejaron de leerle, pues parecería ser la inspiración de la película “Por un puñado de dólares” protagonizada por Clint Eastwood aunque ésta data de los años 60. (O)