Las medidas de confinamiento por la COVID-19 suponen una reducción de la actividad de hasta un tercio en las grandes economías del mundo, según la OCDE, que ha calculado que cada mes que se mantenga esta situación restará dos puntos porcentuales del producto interior bruto (PIB) en 2020.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advierte en un comunicado este viernes de que muchas economías caerán en recesión, algo «inevitable» porque hay que luchar contra la pandemia y al mismo tiempo hacer lo necesario para que la actividad arranque tan pronto como sea posible.
Estas estimaciones las presentó el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, a los líderes del G20 en su cumbre virtual del jueves, donde insistió en que hacen falta más acciones para absorber el choque económico y una respuesta más coordinada de los gobiernos para salvaguardar a las personas y a las empresas, que saldrán «muy fragilizadas» de la crisis.
La OCDE, que habla de estimaciones más que de proyecciones dada la incertidumbre sobre la duración y efectos del confinamiento, señala que el impacto es diferente para cada país en función del peso relativo que tiene cada sector en su economía y de otras características propias.
La organización señala que países donde el turismo tiene un peso económico importante, dado que ese sector podría sufrir desplomes de hasta el 70 %, se van a ver más perjudicados.
En el otro extremo, los que tienen una actividad muy volcada en la agricultura o en la minería y el petróleo deberían sufrir menos en un primer momento, aunque luego sufrirían el choque de la reducción de la demanda mundial de materias primas.
Gurría subrayó que «el alto costo de las medidas sanitarias que se imponen ahora son necesarias para impedir consecuencias mucho más trágicas y un impacto todavía peor en nuestras economías mañana».
La razón es que la posibilidad de que haya «millones de muertos» y un colapso de los sistemas sanitarios «nos diezmaría financieramente y como sociedad». Por eso, afirma que «ralentizar esta epidemia y salvar vidas humanas tiene que ser la primera prioridad de los gobiernos».
El secretario general ya hizo un llamamiento el pasado fin de semana para poner en marcha «un plan Marshall global», en alusión al programa masivo de ayuda que puso en marcha Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a sus aliados a recuperarse económicamente. EFE