Redes, tecnología y solidaridad: receta de campesinos para abastecer Medellín

Con verduras y frutas sobre sus hombros aparecen decenas de campesinos por una carretera para el encuentro con un camión que llevará los productos que cultivan a la zona urbana de Medellín, a donde no pueden ir por la cuarentena en la que permanece Colombia por el COVID-19.

Este ritual, que apenas inició hace algunas semanas, involucra a los agricultores de los corregimientos (pueblos) de San Sebastián de Palmitas, Altavista, Santa Elena, San Antonio de Prado y San Cristóbal, quienes han tenido que reinventarse para no debilitar sus finanzas, abastecer a clientes en la ciudad y reducir el desperdicio de alimentos.

«Es una forma de adaptarnos a lo que está pasando; si no fuera así, se estarían perdiendo los productos y no tendríamos un sustento», expresó a Efe Alejandra Bedoya, quien en la finca El Altico cultiva junto a sus padres limón, aguacate, yuca, arveja y tomate cherry, entre otros.

Entre canastas, cajas y bolsas repletas de coloridos víveres inician muy temprano los recorridos que permiten recolectar parte de la producción que vendían antes los fines de semana en parques de Medellín, dentro del programa Mercados Campesinos.

Sin la posibilidad de este espacio, en el que los pequeños y medianos productores del área rural de la ciudad han comercializado por más de 30 años sus productos directamente con el consumidor, la economía de más de 300 familias se vio amenazada.

«Cuando se presentó lo del virus no sabíamos de qué íbamos vivir porque esos mercados eran nuestro único ingreso», sostuvo la joven, habitante de Palmitas.

TEJER REDES

Como la Alcaldía de Medellín trabaja en fortalecer los canales de distribución de alimentos en medio de la contingencia por el coronavirus, algunos agricultores han contado con transporte para facilitar el envío de sus productos.

Por ello, Alejandra estableció con sus vecinos en la vereda (aldea) Urquitá «una red para ayudarnos y abastecer», que opera a través de pedidos por WhatsApp y con una logística que de a poco pulen.

Los jueves, con cuaderno en mano, la joven pasa por fincas de San Cristóbal a recolectar frutas como moras, lulos y tomates de árbol, además de ir a los cultivos de sus abuelos y tíos a recoger cebolla y cilantro para empezar a armar los paquetes que distribuirán.

«El sábado pasado entregamos 70 mercados a domicilio. Nos hemos visibilizado; pasamos de ser campesinos olvidados a campesinos apoyados porque antes la gente prefería comprar en los grandes supermercados», comentó la labriega.

NUEVOS CANALES

A esas redes formadas por los propios agricultores se suman iniciativas como «Compra Local», una plataforma que permite a los productores de los «Mercados Campesinos» realizar sus ventas de manera digital a través de una página que, según la secretaria de Desarrollo Económico de Medellín, Paola Vargas, recibió 12.000 visitas en su primer día y se vendieron 120 mercados.

«Ha sido importante porque está beneficiando a 250 campesinos que se iban a ver muy afectados en la comercialización», dijo a Efe Vargas, quien recordó que el 70 % del territorio de Medellín es rural.

A través de «Compra Local», en tres días fueron vendidas 8,2 toneladas de alimentos de productores campesinos, que representa el ingreso de más de 16 millones de pesos (unos 4.000 dólares) para las diez familias que entregaron su producción con apoyo en logística y transporte de las autoridades locales.

«Se convierte en una herramienta vital para poder sostener a los emprendimientos y a los productores», acotó la secretaria y agregó que con un trabajo pedagógico los campesinos han aceptado esta estrategia tecnológica, pese a que el promedio de edad de ellos es de 58 años.

DIFICULTADES POR SORTEAR

Aunque en medio de la crisis por el COVID-19 las autoridades han propiciado la articulación entre los productores rurales y la empresa privada, apuesta que ya permitió la venta y distribución de más de siete toneladas de alimentos de los corregimientos, quedan eslabones por reforzar.

Si bien se han beneficiado, según cifras de la Alcaldía, 79 familias que vendieron su producción a la empresa gastronómica La Cocina de Luis, y estos alimentos han sido distribuidos entre población vulnerables de la ciudad, aún hay casos como el de Álvaro León Cano, quien no ha llegado a compensar las ventas que hacía en un fin de semana de mercados.

«Ojalá se quite esto ligero para poder salir al parque a vender las cositas», expresó a Efe el campesino de 61 años, pues continúa sembrando y cosechado, pero buena parte de sus productos no encuentran comprador.

Con las iniciativas desplegadas ha logrado encontrarle salida a parte de la producción de plátano de su finca La Manuela, por ello también cumple la cita en la carretera ante el paso del camión, pero hay frutas y verduras que se han echado a perder.

Su esposa, Ofelia Rodríguez, manifestó que vendiendo en un parque del barrio Belén lograban juntar unos 600.000 pesos (unos 150 dólares) cada semana, pero ahora con el aislamiento y el cierre de mercados «se nos ha perdido limoncito, nos ha tocado coger eso maduro porque no se puede dejar en los árboles».

Pese a que algunos de sus clientes los llaman, existe la dificultad de «no saber manejar lo que es Internet», lamentó la mujer, que vive en San Sebastián de Palmitas. EFE

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