El Banco Central proyectó un decrecimiento de la economía del país andino de entre el 7,3 y el 9,6 por ciento para este año, como consecuencia, entre otros, de la suspensión de actividades productivas a causa del coronavirus.
Otro de los factores determinantes en los resultados de la previsión macroeconómica para este año es la incertidumbre internacional de los socios comerciales de Ecuador sobre la dinámica de su recuperación económica, señala en su portal web.
El análisis se desprende de información proporcionada por el Ministerio de Economía y Finanzas y otras fuentes del sector público y privado, así como estimaciones propias de la Institución, que le permitieron establecer varios supuestos para el escenario económico.
«Como resultado de estos supuestos, se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) para el año 2020 presente un decrecimiento interanual que se encuentra en un rango comprendido entre -7,3% y -9,6%», indica.
Se trata de porcentajes que superan las previsiones de -6,3% del FMI, e incluso del Gobierno, que establecía parámetros de decrecimiento entre -6 y -8 por ciento, aunque dentro del mismo Ejecutivo hay quien prevé que podría llegar hasta -10 y -12 por ciento.
El BCE apunta que la economía ecuatoriana se vio afectada por acontecimientos como el estado de excepción decretado por la emergencia sanitaria en todo el territorio nacional, el 16 de marzo, lo que determinó la suspensión de todas las actividades económicas y del trabajo presencial, con excepciones.
De hecho, todos los escenarios previstos por la entidad apuntan a fuertes caídas en las importaciones, exportaciones, inversión pública, inversión privada, gasto del gobierno y remesas.
En el ámbito internacional, la economía ecuatoriana se ha visto afectada por una caída significativa en los precios de su principal producto de exportación, el petróleo crudo, y un menor dinamismo en la demanda externa de productos no petroleros, resultado de la contracción económica de China, Estados Unidos y la Unión Europea, por las medidas de confinamiento y aislamiento ante el COVID-19.
Por otro lado, el precio del petróleo ecuatoriano se cotizó en promedio en 23 dólares por barril en marzo de 2020, mientras que para el presupuesto nacional se estimó por encima de los 50 dólares, lo que ha afectado a los ingresos del Estado.
Paralelamente, la economía ecuatoriana tuvo que enfrentar la rotura de las tuberías del Sistema del Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), el 7 de abril, como consecuencia de la erosión del cauce del Río Coca en los límites de las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos.
Esto llevó a que el Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables realice una declaratoria de fuerza mayor.
En este contexto, con la intención de velar por el funcionamiento de las instalaciones petroleras, la empresa pública Petroamazonas realizó el apagado gradual de varios bloques y la suspensión de temporal de algunos pozos petroleros.
Antes de esta rotura, la extracción de crudo alcanzó los 532.059 barriles por día (promedio del 1 al 6 de abril de 2020), pero mientras se realizaba la reparación de los oleoductos, la producción petrolera cayó a 52.519 barriles por día (02 de mayo 2020).
Esta considerable caída conllevó a una revisión a la baja en la previsión de crecimiento de las industrias de extracción y refinación, señala el Banco Central en su portal. EFE