Coronavirus: hechos y temores se titula un conversatorio entre varios medios internacionales de comunicación, buscando salidas a la crisis mundial provocada por la pandemia. Unos hacen hincapié en los sucesos epidemiológicos para precautelar la salud personal comunitaria; otros creen que esta preeminencia especialmente informativa, es excesiva orientada más bien a infundir miedos y temores.
Hasta ahora en nuestro país las regulaciones sociales, especialmente para crear conciencia han sido explicables; insistir sin embargo en algunas resulta contraproducente. Por ejemplo “quedarse en casa” confinados desde el 16 de marzo pasado, resulta ya imposible para el 62% de habitantes que vive al día y casi el millón que perdió su empleo, mientras las deudas y necesidades se acumulan. Igualmente exigir distanciamiento en plazas, mercados, manifestaciones, transporte público. Aquí el hambre y el miedo provocarán más daño que el impacto bacteriológico.
Aprovechando la zozobra hay quienes buscan postergar las elecciones donde escogeremos los titulares de las funciones Ejecutiva y Legislativa, a contravía de procesos similares en otros países. Bolivia hacia septiembre próximo; Brasil en octubre; Estados Unidos el tres de noviembre.
Ya entramos también a vacaciones escolares con todo el día libre para estudiantes; ¿cómo ocuparles si academias, centros deportivos y culturales continúan cerrados, mientras Europa tiene fútbol, abre playas e incentiva al turismo?.
El covid-19 vino para quedarse, por lo cual seguirá complicando las enfermedades graves preexistentes, que nos las que han matado la mayoría de población. Consecuentemente las precauciones resultan válidas pero no el miedo que paraliza; tampoco podemos evitar el riesgo inherente a cualquier actividad humana.