OPINIÓN|
La gran razón en la subsistencia de los seres humanos es conseguir una fuente laboral que nos permita cumplir con las elementales necesidades y alcanzar los sueños y metas que nos proponemos. Los niños y jóvenes se forman con este reto, y ha sido un factor detonante la crisis en la economía global y ocasionada por el famoso y vulgar Covid-19, la que empieza a mostrarnos flaquezas, como importar alimentos, tejidos, plásticos, medicinas, electrodomésticos, automóviles, hidrocarburos, celulares, productos químicos, y mucho contrabando que se abarrota en bahías y almacenes especializados. Todavía prima el criterio de que lo fabricado afuera es mejor que lo nacional y mientras eso suceda y no exista una intención nacionalista de incrementar la calidad, dejaremos escapar los dólares que al no ser nuestros generan una gran oquedad en la economía. Somos deficitarios de suficiente tecnología y mano de obra calificada, pues el Estado se encargó de liquidar colegios especializados en tecnología como fue el recordado Colegio Técnico Salesiano, verdadera colmena de brillantes egresados que coadyuvaron con el desarrollo de la industria nacional. El reto es trabajar más, ser competitivos y mejorar la calidad en el contexto global, ablandar las leyes laborales y tributarias, premiar al honesto y pensar en el mercado externo, hoy que USA quiere trasladar capitales e industrias del mundo asiático a Latinoamérica.
Es también un gran reto, el cultivo de la honestidad y el combate sin descanso a los corruptos y a la corrupción, casta que hace gala de su accionar y encuentra jurisprudencia y seguidores que aplauden sus inmorales actos.
Preparemos un mercado laboral importante, para que profesionales formados con deseos de triunfar, se desarrollen y transformen la sociedad del futuro. Está en nuestras manos el norte de desarrollo. (O)
