Una nueva masacre, esta vez de tres personas en la localidad de El Tambo, en el suroeste de Colombia, pone nuevamente de relieve la gravedad de la violencia en el país donde este año han sido perpetradas más de 50 matanzas.
El nuevo hecho de violencia ocurrió en la zona de Seguengue, un caserío alejado del perímetro urbano de El Tambo, en el convulso departamento del Cauca, donde tres hombres jóvenes que tenían las manos atadas a la espalda fueron asesinados a tiros por desconocidos en una carretera.
«La información que tenemos es que hay tres muertos, pero apenas el tema está en averiguación, en verificación porque es una zona distante del municipio», dijo por teléfono a Efe el secretario de Gobierno de El Tambo, Adolfo Alegría.
Esta es la segunda matanza que tiene lugar en tan solo 15 días en El Tambo, un pueblo agrícola situado en el centro del Cauca, a unos 33 kilómetros de Popayán, la capital regional.
La anterior ocurrió el 21 de agosto cuando seis hombres fueron asesinados también a tiros en la zona rural de Uribe, crimen que aún no ha sido esclarecido por la Fiscalía, que no descartó en su momento que haya sido cometido por el narcotráfico.
«En el territorio caucano confluyen diferentes organizaciones criminales que tienen en el narcotráfico su principal fuente de financiación», dijo el pasado 26 de agosto en una visita al Cauca el fiscal general, Francisco Barbosa.
En el Cauca, además de las bandas de narcotraficantes, operan disidencias de las FARC y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), un fenómeno que se repite en la mayor parte del país.
Sobre El Tambo, el secretario de Gobierno del Cauca, Luis Angulo, dijo que en la zona donde fue perpetrada la masacre tienen presencia grupos de disidentes de las FARC que no se acogieron al acuerdo de paz firmado en 2016.
«En esta región del municipio delinquen las estructuras criminales del Gaor (grupo armado organizado residual) Jaime Martínez y lo que conocemos como Nueva Marquetalia», manifestó.
ALERTA POR MATANZAS
Las masacres no son un fenómeno nuevo en la larga noche de conflicto que vive Colombia, pero hubo dos cometidas recientemente que hicieron que el país volviera a poner sus ojos en esos crímenes.
Una fue la matanza de cinco jóvenes de 14 y 15 años de edad que fueron asesinados el pasado 11 de agosto en una plantación de caña situada en el barrio Llano Verde, en Cali, capital del vecino departamento del Valle del Cauca.
La otra ocurrió cuatro días después cuando ocho jóvenes, algunos de ellos universitarios, fueron asesinados en momentos en que estaban haciendo un asado en una casa de campo de Samaniego, en el departamento de Nariño.
El primer crimen fue atribuido por la Fiscalía a «tres adultos que trabajaban como vigilantes de los alrededores del cañaduzal», quienes «sin mediar palabra, en un acto de total barbarie», asesinaron a los adolescentes porque entraron al lugar a comerse unas cañas.
El organismo detuvo a dos de los presuntos implicados y busca al tercero, mientras que de la matanza de Samaniego no se ha logrado establecer quiénes fueron los autores.
MÁS DE 50 MASACRES EN 2020
Según el Observatorio del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en lo que va de este año han sido perpetradas 51 masacres en 17 de los 32 departamentos del país.
Antioquia, en el noroeste, encabeza la estadística con 11 casos, seguido por Nariño y Cauca, ambos con ocho.
Justamente en Nariño, en la localidad de Buesaco, fueron hallados ayer en las riberas del río Juanambú los cadáveres de cuatro hombres asesinados a tiros que vestían botas de caucho, pantalones de jean y camiseta negra, lo que sumado al hecho de que no son de la zona hace suponer a las autoridades que pueden ser miembros de algún grupo ilegal.
Ante la nueva masacre de hoy en El Tambo, dirigentes de la oposición culparon al Gobierno de la violencia e incluso el senador de izquierdas Gustavo Petro pidió la renuncia del ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.
«Señor ministro de defensa, usted no es capaz. !Renuncie! y dedíquese a su campaña. Colombia y el ejército necesitan de alguien que de verdad le duela esta masacre y dirija con eficiencia su fuerza pública para restablecer la paz», manifestó Petro en su cuenta de Twitter, haciendo alusión a una posible candidatura presidencial de Trujillo.
El ministro, sin mencionar a Petro, respondió con otro mensaje en la red social en el que dijo: «Utilizar la muerte de colombianos para hacer politiquería es criminal».
«Lo que se necesita es unidad para combatir la violencia y apoyar todos los mecanismos para acabar los cultivos ilícitos que convertidos en coca financian a los que matan líderes sociales y masacran», manifestó el titular de Defensa. EFE