En la actualidad, el amor propio se ha convertido en un tema de mucha relevancia, al igual que sus contrapartes como la sororidad y el altruismo. Al plasmar ideas que se intentan juntar en nuestros discursos de manera continua, un ideal filosófico como el egoísmo racional parece haber perdido relevancia, incluso se podría argumentar que esta corriente se ha desvanecido; pero, la duda siempre es la misma: ¿Sacrificarse o sacrificar?
Ayn Rand (1905-1982), fue una filósofa y escritora rusa que vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Fue autora de reconocidas obras como: “El Manantial” y “La Rebelión de Atlas”. Con sus fuertes convicciones a favor del capitalismo laissez faire, el individualismo y el ateísmo, Rand siempre dio mucho que hablar; sin embargo, sus comentarios respecto al egoísmo racional, corriente basada en el individualismo, fue el punto de inflexión en su carrea, donde expresó gran parte de sus valores e ideales.
En su obra “La virtud del egoísmo”, Rand sostiene: “Hay solo un derecho fundamental (todos los otros son sus consecuencias o corolarios): el derecho del hombre a su propia vida. La vida es un proceso de auto sustento y acción autogenerada; el derecho a la vida significa el derecho a ocuparse en el auto sustento y la acción autogenerada, lo que significa que la libertad consiste en ejecutar todas las acciones requeridas por la naturaleza de un ser racional para el sustento, el fomento, la satisfacción y el disfrute de su propia vida”. Basándose en la idea que tiene Rad sobre el egoísmo racional, ¿se podría afirmar que el egoísmo es una muestra de amor propio?
Los seres humanos estamos acostumbrados a separar nuestras actitudes según el grupo o la persona a la que nos dirigimos, por lo tanto, siempre tendremos un comportamiento diferente en cada situación en la que nos encontremos. La antítesis del altruismo es el individualismo, y debido a esto se podría afirmar que el altruismo es nuestra “mejor cara”, lo que demostramos ser socialmente, personas dispuestas a ayudar a nuestro prójimo, individuos con el afán de aportar a nuestra sociedad sin esperar ninguna recompensa; mientras que el individualismo es ese lado que pocas veces sacamos a flote, es la forma en la cual nos ensimismamos con nuestras convicciones y priorizamos nuestra reputación e integridad.
En una etapa de la existencia donde el amor propio es un tema muy controversial, a veces se nos olvida que este es una muestra de individualismo. ¿Será posible conseguir un justo medio entre el hombre y la sociedad? ¿Acaso estamos destinados a ser individuos de discursos, pero no de acciones? Se podría decir que el egoísmo es algo instintivo de cada ser vivo, es hasta cierto punto nuestra forma de sobrevivir, mientras que el amor propio abarca mucho más que un simple instinto, el amor propio es como nos auto percibimos; tal vez es necesario entender que ser egoísta a veces no es malo.