OPINIÓN|
El 26 de octubre se conmemora el natalicio de una de las activistas más importantes del Ecuador, nuestra mamá Dolores Cacuango, sembradora de paja de páramo, mujer de los Andes. Su legado es inconmensurable, entre huelgas agrícolas, sindicatos indígenas, organizar, resistir y volcarse desde el corazón de Cayambe en defensa de la ruralidad y en contra de toda forma de discriminación. Su firma esta sellada en la educación, en la movilización, en elevar la voz contra las injusticias y jamás permitir el silencio de represión por los “cuidadores” de las élites, lo que hoy es el gobierno “toda una vida”, ese mismo, el que representa la violencia contra las mujeres, pero promueve una “economía violeta”, ese mismo que cuida la pared blanca y el adoquín pero que justifica las muertes de Octubre y hasta vanagloria la violencia policial. A ese punto irreconocible de cinismo y malversación tanto de palabra como de fondos en complicidad con el FMI, hemos llegado. Por ello la memoria y honorifico recuerdo de Mama Dulu, nos recuenta que los huéspedes de Carondelet intentarán apagar la colectividad con criminalización o amenazas, pero jamás lograrán detener la semilla popular. (O)