Con expectativa aguarda el país el cumplimiento del anuncio de la llegada de las primeras dosis de vacunas para combatir la pandemia del Coronavirus, mediante la inoculación a un buen porcentaje de conciudadanos, y de esta forma disminuir a niveles manejables el riesgo de contraer esta enfermedad, que a nivel mundial desde su aparición ha causado innumerables víctimas, la saturación hospitalaria, particularmente en países de menor desarrollo, y un serio retroceso en la economía, que según los expertos demoraría décadas en recuperar los niveles anteriores a la pandemia.
El Ministerio de Salud, que debe encargarse de distribuir y aplicar el antídoto, ha manifestado que en esta primera etapa se vacunará al personal de primera línea en los hospitales y centros de salud, miembros de las Fuerzas Armadas, Policía, organismos de socorro y las personas de la tercera edad que se encuentran en centros geriátricos. Por lo tanto, el resto de la población deberá esperar, a que, en el transcurso de los próximos meses, continúen llegando las remesas de vacunas, sean las de la casa farmacéutica que entrega estas primeras dosis, o de otras. Lo importante en este caso, es que el mayor número de habitantes del país que estén en capacidad de ser vacunados contra el Coronavirus, puedan hacerlo.
Sin embargo, los escándalos de corrupción, y además la clara falta de coordinación dentro de las áreas de la Salud Pública, despierta en la ciudadanía un gran escepticismo en cuanto a la logística de la vacunación masiva, ya que se teme que este valioso fármaco, eventualmente pueda ser objeto de un indebido manejo por parte de redes de corrupción, que, lamentablemente, no han sido extirpadas dentro del área de Salud y las que tienen que ver con compras públicas.
