Estas elecciones nos ponen en el punto esencial de acertar en la elección de febrero. Un cuadro de diez y seis candidatos para la Presidencia del Ecuador de partida exige elegir con rigor crítico a quien debe asumir tal función. Además, la experiencia de estos años, más de 14, nos pide actuar con responsabilidad cívica porque como nunca antes debemos asegurar el futuro de la comunidad nacional. En efecto la Presidencia y todas las funciones del estado deben estar servidas por ciudadanos con la preparación y experiencia que sus graves responsabilidades demandan.
Recuerdo a personalidades de mediados del siglo XX, Velasco Ibarra, Galo Plaza, Camilo Ponce, líderes caracterizados por su entrega al servicio público, junto a ellos ciudadanos de gran valía, Raúl Clemente Huerta, Gonzalo Cordero Crespo, Pedro Antonio Saad, Benjamín Carrión, entre otros, que dieron notoriedad a la política. En la década de los ochenta, la pretensión del cambio y de la justicia social, luego el advenimiento de los ajustes y la práctica del gradualismo, según las condiciones objetivas de mercado, pero siempre con líderes que hicieron su obra en función de la sociedad, de la Seguridad jurídica y del respeto ciudadano.
Hoy tenemos la responsabilidad de elegir a Estadistas para las funciones de Presidente y Asambleístas. Son pocas las opciones, pero debemos asumir la realidad de nuestro país, inmerso en la mayor crisis mundial de Salud, en una sociedad que nos exigen superar la corrupción de las instituciones con un cuadro abismal de destrucción de los valores fundamentales de convivencia y cuando debemos superar la inseguridad radical para recuperar la confianza y la esperanza. Es nuestra la decisión. (O)
