El 17 de julio de 1979 fue derrocado en Nicaragua el presidente Anastasio Somoza, quién había gobernado a su antojo la nación por varios años, de manera déspota, violentando las leyes y los derechos humanos y enriqueciéndose con tontera y todo. Para su derrocamiento fue necesario que todas las fuerzas políticas del país se unan, desde la izquierda hasta la derecha y logren el objetivo común de terminar con la dinastía Somoza. El 5 de octubre de 1988, en Chile, toda la oposición política chilena se unió para ganar el referéndum que impediría a Pinochet, quién había mantenido durante 15 años su dictadura, prolongarla por 8 años más, dando fin de esta manera a un gobierno intolerante, violador contumaz de los derechos humanos y ejemplo de tiranía que, hasta hoy, ronda los pasillos de algunos gobiernos latinoamericanos.
La actual segunda vuelta en nuestro país tiene ribetes históricos pues la posibilidad que el correismo regrese al poder luego de su oprobioso y corrupto mandato sería como colocar una lápida a las aspiraciones de la población ecuatoriana, es por ello que las fuerzas políticas que no representan a ninguno de los dos finalistas y que van a dirimir la contienda, tienen una responsabilidad enorme frente a la comunidad y a la historia. Si realmente, como se proclama desde las tarimas electorales, se quiere hacer campaña de manera diferente, es hora entonces de adoptar una actitud honrada frente a los electores, diciéndoles de manera frontal cual debe ser su actitud frente a las elecciones de abril. A que candidato van a apoyar en la segunda vuelta, porque razón y cuáles son sus perspectivas con el nuevo gobierno y, por supuesto, que ¡nadie se baje de la camioneta!
Pachacutik apoyó a Lucio en su elección presidencial y luego colaboro para derrocarlo. Apoyo a Correa en 2007 y formó parte de la mayoría oficialista en la Asamblea de Montecristi y luego fueron denostados por el prófugo belga. Los acuerdos políticos serios imponen apoyos abiertos, transparentes y, por supuesto, corresponsabilidad en los resultados del mandato. ¡Aquello sería un paso inédito en la política ecuatoriana! (O)