La movilización llevó como símbolo principal la bandera multicolor Whipala, que representa a los pueblos indígenas de la región andina del país, y en torno a la que se articularon campesinos, mineros, obreros y una gran cantidad de trabajadores de la función pública.
Al llegar al corazón de La Paz, algunos manifestantes activaron una carga de dinamita que al detonar sirvió de impulso para entonar gritos contra los defensores de lo que consideraron el «golpe de Estado» que se produjo en 2019 después de las frustradas elecciones generales de ese año.
CONSIGNAS Y RESPALDOS
«Era un golpe y ahora estamos reclamando justicia. No es venganza, es justicia» dijo a Efe Alicia Chura, una mujer dirigente aimara que además mencionó que deben ser encarcelados todos los que formaron parte del anterior Gobierno interino.
Por su parte, Sergio Veizaga, un dirigente que llegó a esta movilización desde la ciudad oriental de Montero, dijo a Efe que «no es suficiente» que se haya detenido a Áñez, a la que llamó «autoproclamada», sino que deben estar «presos y enjuiciados» todos los que se prestaron para perseguir dirigentes como exministros inclusive policías.
La multitudinaria marcha transitó del norte hacia el centro, en sentido contrario a aquellas realizadas por los contrarios al Gobierno de Arce de sur al centro, algo que marca el simbolismo social de sus integrantes, unos de clases populares mientras que los otros de sectores de clase media.
En el trayecto se juntaron demandas como el pedido de justicia por los muertos en las llamadas «masacres» de Sacaba (Cochabamba) y Senkata (El Alto) durante la crisis política y social de 2019, donde murieron una veintena de manifestantes en enfrentamientos con el Ejército y la Policía que están en curso de investigación.
También se exigió la detención de Luis Fernando Camacho, ex líder cívico y gobernador electo de Santa Cruz, el mayor departamento de Bolivia, por considerarlo el principal gestor del supuesto «golpe de Estado» que derivó en la renuncia de Evo Morales a la Presidencia.
Un grupo de jóvenes con cascos portaban escudos hechos de planchas metálicas artesanales con la cruz andina llamada «chacana» y se mostraron como los que harán frente a los grupos de la llamada «resistencia» contraria al Gobierno, que llevan distintivos parecidos.
PROTESTAS CONTRA EL GOBIERNO
Con la manifestación de los miles de seguidores del Gobierno en La Paz, el ambiente de polarización en Bolivia se ha exacerbado, ya que las protestas contra el Movimiento al Socialismo (MAS) de Arce y Morales y la llamada «persecución judicial» no han cesado en otras regiones.
En la ciudad de central de Cochabamba, un plantón de varias personas ha exigido el cese del «autoritarismo» y «libertad» en favor de Áñez y sus exministros como muestra de independencia de poderes, aseguró a los medios María, una mujer mayor que dijo estar motivada por dejar un país mejor a sus nietos.
Los detractores del Gobierno han anunciado más protestas contra los apresamientos de exautoridades nacionales y ex jefes militares con convocatorias como las que están previstas también para este viernes en La Paz, sede del Ejecutivo y el Parlamento.
El Gobierno, a través de sus principales voceros, ha señalado que las acciones de la justicia se han hecho en el marco de la justicia y sin ninguna intención de persecución, a pesar de los manifiestos de organismos internacionales que pidieron garantías para que se apliquen procesos judiciales independientes y creíbles.
En la noche hubo una vigilia en las puertas de la cárcel donde se encuentra Áñez en la que participaron sobre todo mujeres con velas y banderas bolivianas y blancas para exigir su liberación y que, entre otras consignas, afirmaban que mientras la exmandataria interina se quedó en Bolivia al concluir su gestión transitoria, Evo Morales «escapó» durante la crisis de 2019.
Mientras que el Régimen Penitenciario de Bolivia emitió un escueto comunicado en el que desmintió «categóricamente» versiones que aseguran que Áñez esté realizando una huelga de hambre y señaló que, según el último informe médico, la salud de la expresidenta interina «es estable». EFE