Falleció hace poco un conocido personaje en los medios culturales de la ciudad, Genaro Polo Eljuri, quien con su aspecto un tanto estrafalario, fue uno de los lectores más conspicuos y tenaces, dueño de una biblioteca personal, en la que constaban centenares de obras de autores nacionales, preferentemente de carácter histórico y biográfico.
Lector como era, esta particularidad le permitió conocer a fondo aspectos poco tratados en general sobre nuestra historia, como el papel de ciertos personajes consagrados por las historiografía oficial y oficialista, cuando en realidad, si se estudia con mayor detención aquellos perfiles, resulta que no fueron tan positivos para los intereses del país. Este sentido crítico de Genaro, le atrajo por supuesto, numerosos detractores, aunque aquello no le importaba demasiado, fiel a un concepto aristotélico de la verdad, en un tiempo en que esta se ha ido relativizando tanto que lo veraz y lo falso pierden contornos, hasta el punto de que algunos teóricos hablan de la “Post verdad”.
Genaro Polo, gustaba sobremanera visitar las bibliotecas públicas, en donde supo conocer al dedillo sus fondos editoriales, hasta el punto de que, era el primero en alertar acerca de pérdidas de libros que él había leído e investigado. Lamentablemente en la práctica común en las bibliotecas ha sido el virtual saqueo de obras valiosas, sea por falta de acuciosidad de los encargados de estas, o simplemente por la irresponsabilidad de personas que, solicitando libros, luego no los han devuelto.
Cuando la denominada “Galaxia Gutemberg” es decir el predominio de los libros en la cultura, parece llegar al ocaso debido al avance de lo virtual, Genaro Polo Eljuri, fue quizá uno de los últimos lectores apasionados que hizo de esta actividad una de las razones fundamentales de su vida. No fue escritor, aunque a veces polemizó acerca de algunos temas que eran de su interés. Como buen lector no devolvía a veces libros que le prestaban, pero en el balance final fueron muchísimo más los libros que fueron sustraídos de su biblioteca. Intercambiar obras, era una de sus pasiones y poseía algunos libros, sobre todo nacionales, prácticamente inencontrables y por lo tanto curiosidades bibliográficas.
Vivió una existencia discreta, y su muerte causa pesar a quienes lo conocimos. (O)