Los candidatos en las campañas electorales y luego los triunfadores manifiestan que gobernarán para todos los ecuatorianos superando los enfrentamientos propios de las contiendas. Suena muy lindo, pero…para bien o para mal nos caracterizamos porque las diferencias caracterizan a cada persona. Más allá de lo biológico, se manifiesta en lo que cada quien espera llegar a ser en su existencia con divergencias de diversa índole, partiendo de los entornos culturales en los que nos ha tocado vivir.
Ser animales sociales nos obliga a organizarnos en nuestras relaciones con los demás. En política, el Estado es el encargado de organizar estas complejas vinculaciones con una meta: el bien común. En los países absolutistas y totalitarios parten del presupuesto que los gobernantes conocen como se alcanza esas metas y que todos deben aceptar este principio. Expresar diferencias de ideas y oponerse al gobierno es un delito que ronda con la traición a la patria, lo que abaliza la represión. En este campo toda diferencia se niega y castiga. La UNIDAD integral es la meta del poder e imponerla desde arriba no agrede a nadie.
La democracia, cuyos planteamientos han logrado, luego de siglos, consolidarse en el mundo; acepta las diferencias como un derecho de las personas y en el ejercicio del gobierno conlleva respetarlas para posibilitar un espacio de libertad propio de nuestra racionalidad. El respeto a las DIFERENCIAS es esencial. Se ejerce el poder respetándolas y buscando acuerdos y consensos para lograr una unidad en el ejercicio del poder.
En un mes iniciará sus gestiones el nuevo gobierno que ha anunciado el respeto a las diferencias y la búsqueda de unidad en el bien común. Esperamos que el “bla bla bla” se haga realidad. (O)