Dicen que no es bueno dar consejos cuando no se los piden, sin embargo, y dada la coincidencia con otros criterios, algunos de ellos incluso mencionados por las autoridades electas, creemos que la prioridad “uno” para el nuevo gobierno es el plan de vacunación contra el Covid-19. Si son verdaderas las cifras traídas por alguna publicación internacional, el Ecuador, en lo que a número de personas vacunadas se refiere, se encuentra en penúltimo lugar en América y el Paraguay en último lugar. ¡No es para nada una noticia como para sacar pecho!
Estamos perfectamente claros que la vacunación contra el Covid-19 no resuelve los problemas de la pandemia mundial, pero también estamos claros que las medidas de seguridad sanitarias en un país no son suficientes para controlar la diseminación del virus si paralelamente no se aplica la vacunación masiva, según los expertos, hasta alcanzar el 60 o el 70 % del total de la población. Por otro lado, el control de la enfermedad, permite el levantamiento gradual de las restricciones, la reactivación de los negocios, el mejoramiento de la economía. No es asunto de semanas, a lo mejor ni de meses sino de años, pero empezar por un proceso de vacunación bien organizado, efectivo, será, indudablemente, un comienzo auspicioso y que, sobre todo, traerá tranquilidad a la población.
Administrando correctamente los recursos y utilizando la información y el personal técnico de que ya disponen el Ministerio de Salud, el IESS, la Junta de Beneficencia del Guayas, SOLCA, algunos gobiernos seccionales, el Registro Civil, entidades de salud privadas, etc, no creo que se trate de alcanzar metas inalcanzables, se trata, simplemente de demostrar y demostrarnos que somos capaces de hacerlo, y de hacerlo bien. Por otro lado, se trata de un tema en que no hay oposición al frente. Si se realizara una encuesta sobre si población está o no de acuerdo en que la vacunación anticovid sea la prioridad uno del nuevo gobierno, estoy seguro que la contestación por el SI rebasaría el 90 % de los encuestados. He ahí entonces, sin dudarlo, el primer reto para los flamantes mandatarios. (O)