Cuando se declaró el confinamiento en Ecuador, Susana L. lo tomó como una oportunidad para juntar a su familia y hacer actividades.
Al principio fue un espacio para compartir, sin embargo, cuando la situación se alargó una serie de problemas se presentaron, principalmente con los relacionados a los estados de ánimo.
La economía, la salud, el encierro, el aumento de exposición frente a las pantallas fueron algunas de las razones por las que la convivencia, luego de algunas semanas, no fue tan agradable para varias familias.
“Nos encierran en esta caja y empezamos a ver 24 horas a nuestros hijos, a nuestra pareja, y por otro lado llegan los conflictos económicos, la pérdida de empleo, de los niños que no pueden salir, y llega un momento que todo esto se junta y empieza a generar un punto de ebullición grave”, dice la psicóloga Jenny Vázquez.
Bajo ese contexto se empiezan a ver docenas de casos distintos, según la psicóloga: separación de parejas, adolescentes que se encierran en las computadoras y celulares, problemas en la educación y hasta niños con síndrome de ansiedad.
Con esa realidad que se replica en los hogares, Vázquez ha venido trabajando con varios métodos de atención, porque para ella cada persona asimila de forma diferente.
Con esa premisa surgieron distintas pruebas para que las familias, personalmente y en conjunto busquen una posible solución a sus problemas.
“En principio, a nivel personal, siempre recomiendo trazar un plan, buscar alternativas a lo que estábamos acostumbrados. Hay que tener un horario de actividades, y dentro de esas siempre digo que tiene que haber una que busque cualquier espiritualidad que llega a través del conocimiento”, agregó Vázquez.
Al igual que la psicóloga, la coach y portuguesa Juana de Arco cree que no hay una sola “receta” (como ella la llama) para buscar soluciones a los problemas personales que surgieron con la pandemia.
Sin embargo, en sus entrenamientos siempre recomienda llevar un diario. Para ella, escribir es decirse lo que ha hecho bien, lo que ha hecho mal, y a partir de allí preguntarse qué se puede hacer para mejorar.
“Yo me rehúso a decir ese mantra de la pandemia. Uno dice pandemia, y la gente se asusta un poco. Algo que no hemos tocado es hacernos la pregunta qué mantra estamos generando para nosotros, porque nosotros que trabajamos con el cerebro sabemos que la repetición de las palabras se vuelve una realidad en la vida”, opina la coach.
Para Juana de Arco ya se tiene el hecho, entonces lo que ahora la gente debe preguntarse es cómo se va a enfrentar la situación.
“Yo no digo que crean en esto, yo lo que digo es que experimenten, que prueben diferentes formas para ayudarse”, dice Juana.
Cocinar, investigar, leer, aprender a tocar un instrumento y estudiar un nuevo idioma son algunas de las opciones que para la coach están al alcance a través del internet, al cual Juana no juzga si se lo utiliza para mejorar cualquier aspecto de la vida. (I)