El primer gran desafío que tiene el gobierno de Guillermo Lasso es el de vacunar a nueve millones de ecuatorianos en los cien primeros días de su gobierno. Si cumple con esa oferta de campaña- como yo creo que la cumplirá- dará seguridad al país y se fortalecerá políticamente.
Estamos entre los países latinoamericanos con menor porcentaje de vacunados. Y, los que hemos recibido las dos dosis, somos una minoría, que pertenecemos a la tercera edad, que somos -según cuentistas y cientistas sociales- los menos productivos. La gran mayoría está paralizada por falta de trabajo -entre otras causas- por la pandemia. De manera que la vacunación es un tema supervivencia en términos de salud y economía.
El plan preparado por el nuevo gobierno y que fuera encargado directamente al Vicepresidente de la República, luce según los expertos, sólido. Esta primera semana será la de la prueba de fuego para ver si funciona en la práctica. Además del Ministerio de Salud y el apoyo del Consejo Electoral, hay la buena voluntad y los deseos de apoyar de distintos sectores, entre ellos las universidades y la empresa privada. En contra están- primero- la posibilidad de que el gobierno no consiga las dosis necesarias. Y-segundo- el boicot de algunos sectores a los que les interesa que fracase el primer proyecto del nuevo gobierno. Llamar a una movilización general como lo está haciendo Leonidas Iza, es en estas circunstancias un crimen social.
A las dosis ya en el país se suman las que serán financiadas por el BID y las que están llegando en estos días desde la China. El gobierno deberá empeñarse a fondo, no solamente por salvar vidas a través de la vacuna- que es lo fundamental- sino por salvar su capital político que crecerá significativamente con el cumplimiento de su ofrecimiento de campaña. (O)
