Consumo ético

El día sábado en la mañana fui a uno de los lugares que más me gusta visitar, me entretiene, me relaja, lo considero un espacio estético, creativo, con una energía, un movimiento que me gusta, este espacio es el mercado artesanal Rotary: cucharas de palo, ollas de barro, objetos de hierro, canastas de todas las formas y tamaños, muebles de pino, simples, sencillos y cotidianos, gente caminando, vendedores y compradores, todo un mundo de sensaciones, formas, colores, sonidos, movimiento que se entremezcla, ¡un bullicio alegre y colorido!, y sí, al contrario de la confusión y angustia que de alguna manera me producen los malls comerciales, donde considero hay demasiado ruido y bastante “sintético” estas plazas artesanales me dan una sensación de libertad y bienestar, son abiertas, se siente el viento, el canto de los pájaros, el bullicio de la gente, ¡es un mundo vivo y real!, cada vendedor de este espacio es un artesano que se gana la vida y el sustento de su familia a través del trabajo con sus manos, siento que cuando adquiero uno de estos artículos, colaboro con una red de producción y consumo colaborativa, positiva, siento que mi consumo aporta y beneficia.


Y es que consumir no es el problema, todos lo hacemos desde el mismo momento que asumimos la existencia, consumimos oxígeno, agua, utilizamos espacio, dejamos huellas… el problema es qué huellas dejamos… nuestro consumo, al igual que todo acto en la vida, puede ser de forma totalmente inconsciente y mecánica, no importa cómo, o consciente y responsable, sabiéndonos parte de un todo, aquí empieza el trabajo individual, el ser parte de lo uno o de lo otro… ¿quiero consumir de forma responsable, respetuosa? necesito entonces empezar a interesarme más en aquellos artículos o servicios que adquiero: leer los ingredientes en las etiquetas, observar los envases que los contienen ¿son necesarios, son reciclables?, en cuanto a las marcas que comúnmente utilizo, se algo acerca de sus procesos productivos, ¿qué tanto impacto ambiental tienen?, ¿cómo labora su personal?, ¿qué contribuciones ofrecen al entorno?; no creo que un producto caro sea necesariamente fabricado responsablemente, pero sí dudo mucho de los productos extremadamente baratos… ¿cómo puede cubrir este valor tan mínimo mano de obra, empaque y su travesía desde el otro extremo del planeta?…


Consumamos productos nuestros, elaborados por nuestra gente, colaboremos en cadenas de producción de productos respetuosos con el medio ambiente, responsables con sus trabajadores, seamos parte de procesos limpios en todo sentido, pensemos que aquellos artículos que adquirimos y compramos, tienen de alguna manera impregnada la energía de su producción en estos, y entonces ¿con qué energía queremos alimentar nuestros cuerpos?, ¿qué energías queremos nos cubran y abriguen? ¿qué energía llevamos a nuestros hogares?… (O)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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