América Latina es uno de los territorios con mayor reserva hídrica del mundo (32 % de recursos mundiales). Sin embargo, uno de sus mayores problemas es que esa disponibilidad no se traduce en acceso a agua segura para sus habitantes.
El Banco Interamericano de Desarrollo, diagnosticó 4 problemas asociados a la seguridad hídrica: a) balance hídrico; b) calidad del agua; c) institucionalización y protección del agua (gobernanza); y, d) necesidad de inversiones para mejorar la infraestructura.
Asociación Mundial para el Agua, GWP (por sus siglas en inglés), definió a la seguridad hídrica como la provisión confiable de agua cuantitativa y cualitativamente aceptable para la salud, la producción de bienes y servicios y los medios de subsistencia, junto con un nivel aceptable de riesgos relacionados con el agua.
En el caso ecuatoriano, si bien es cierto, el agua fue reconocida como un derecho humano y fundamental en la Constitución de 2008, existen un sinnúmero de desafíos que no son afrontados de manera apropiada. La última década, el país mejoró la cobertura del servicio de agua potable para hogares, sin embargo, persiste una brecha entre lo urbano y rural, sumada a la falta de tratamiento de aguas residuales que contaminan el ambiente.
Así también, se ha trabajado poco respecto al manejo de un nivel aceptable de riesgo, vinculado tanto a fenómenos naturales, así como antrópicos, por ejemplo, el cambio climático, que tiene una especial repercusión en la zona ecuatorial. Sumado a ello, en los últimos años, 2 de las principales ciudades del país: Guayaquil y Quito, suspendieron su servicio de agua potable, debido a accidentes que pusieron en riesgo sus sistemas de captación (río Daule, y captación de Papallacta).
Y, por último, existen serios problemas asociados a la gobernanza del agua, entre los que se destaca la producción agrícola, la floricultura, y, últimamente la explotación de minería metálica.
La gran cantidad de recursos con los que cuenta el Ecuador, ha generado una falsa percepción de estabilidad frente a las variables asociadas a la seguridad hídrica. No obstante, es momento de diseñar planes que permitan mitigar y el cambio climático, así como generar infraestructura hídrica y soluciones basadas en la naturaleza para dar respuesta a estos y otros problemas hídricos. (O)