Sería fácil confirmar las zancadillas y los fauls descalificadores de
quienes solo pretenden dañar al rival.
Sabedores que tienen rabo de paja y que hasta caminan por el mundo con
tarjeta roja; o que deben esconder el dinero de los partidos sobornados,
buscan, de ser posible, hasta la caída del estadio, no importa si es con
hinchas y todo.
Sería fácil detectar la posición adelantada en la que siempre juegan los
que creen tener el esquema táctico para ganar el partido, aunque sea
jugando con pelota cuadrada; movilizando a los suyos si el árbitro no
les da gusto por sus lanzadas al área de las 18 yardas y fingir un
penalti.
Si hasta han escrito que incendiarán el estadio si no bajan el valor de
las entradas o congelan el de las papas fritas y hasta el de las
camisetas chimbas.
No habría problema en comprobar que un director técnico, conocido como
“líder cantonal”, juega con doble alineación en todos los partidos. Si
no le dan gusto con la una, con la que ofrece juego limpio, al menos en
apariencia, lanza la otra para invadir la cancha y provocar la caída y
limpia contra el árbitro y sus rivales.
Y hasta le importa un pito si para ganar el encuentro tiene que juntarse
con quienes dice que no iría ni al baño, peor al páramo, aunque, ya se
sabe, hasta duermen juntos allí.
Sería fácil comprobar que hay jugadores y técnicos que viendo las malas
condiciones del estadio ni se diga las de los hinchas, salen a la cancha
solo para el peloteo, amagan, buscan tener árbitro propio; y su único
afán es ganar el próximo campeonato, así sea regalando entradas y
camisetas.
Qué fácil resultaría comprobar las jugarretas, el amaño de partidos, los
offside en que siempre están, de los 137 dribladores, paquetes, los más;
que hasta pueden llevarse la pelota y el estadio entero, ni se diga
cambiarse en el podio pantaloneta y camiseta.
Dirán que hay excepciones. Mmm. ¡Qué lo diga el VAR!
Nada raro sería comprobar que hay jugadores que siendo sancionados con
la roja juegan, faulean, tiran saliva al rival; o que teniendo la
amarilla, “les vale…”.
¿Ven? Vale la pena un VAR para la política ecuatoriana. Nos salvará
hasta de la desmemoria. (O)