Celebramos 201 años de independencia y pregunto: ¿qué sabemos de las mujeres que lideraron las luchas campesinas y que encabezaron la huelga de la sal?, ¿cuál fue el rol de las tejedoras de toquilla en el desarrollo económico de la ciudad?, ¿quiénes fueron las pioneras de las luchas laborales, las que pelearon por mercados para vender sus productos?, ¿dónde están sus nombres, sus estatuas, sus parques o calles?
La historia de Cuenca está contada a medias si no se reconoce a las mujeres; tristemente, como dicen Valcuende del Río y Vásquez, la historia de la ciudad es fundamentalmente la de su élite, definida en clave blanca y masculina, aquellos que en función de sus posiciones de género, clase, sexo y raza tuvieron la capacidad de representar “el patrio esplendor”.
Debemos rescatar la historia de todas las mujeres que hacen de Cuenca lo que es, una ciudad que no se calla ante la violencia, las injusticias y la discriminación; que defiende el derecho al agua y pelea contra el extractivismo, una ciudad activa donde sus mujeres pintan de morado los puentes y dibuja en sus muros la inconformidad, porque ahí es donde sigue vivo el espíritu de la independencia y de la libertad. (O)
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