Siempre la capital Azuaya antes incluso de su fundación Española, en la comarca Cañarí, debió superar escollos en sus comunicaciones terrestres con aislamiento nacional, que paradójicamente le ha dado un carácter e identidad propio a los Cuencanos/as, admirados y respetados entre los hermanos/as ecuatorianos como símbolo de esfuerzo en sus ejecutorias personales e institucionales, que le han dado respetabilidad en su conjunto, asentada en un valle bañado de 4 hermosos ríos, dispone de servicios básicos de infraestructura comparable con indicadores de las ciudades desarrolladas del mundo, para satisfacción de quienes la habitamos.
Lo que ahora corresponde superar es probablemente una de las peores situaciones existenciales, al querer pasar los estragos de la pandemia de la COVID 19, que ha arruinado a familias y comunidades, descubriendo falencias que estando presentes antes, al momento se han mostrado con mayor crudeza, como un signo de inequidad en el progreso, que configura como en el resto del país las diferencias urbanas-rurales, como una situación epidemiológica de la desigualdad, con una emigración a las ciudades y al exterior que este año en la lucha por morigerar la pandemia vemos como muchos compatriotas han salido a otros lares aun a costa de su propia vida, que avizora un futuro incierto para la sociedad en un contexto de soledad y pobreza, al quedarse sin el impulso natural de las nuevas generaciones.
No es novedad en nuestra geografía nacional y para el sur del país, presentar estos desajustes como el actual, con repercusiones mayores en los grupos humanos postergados en su inclusión social y económica que requieren respeto, para no dañar más aun su coexistencia, sin servicios dignos de salud, que por ahora están fulminados con medicación escasa para la gente, de educación diferente en sus aprendizajes con tecnologías digitales, que son esquivas para escolares necesitados y las dificultades endémicas de la movilidad, en sus conexiones con otras provincias y peor con paros abusivos del transporte público en la urbe. Festejemos con respeto a las normas de bio-seguridad, pero sin olvidar lo prioritario. (O)