Relax

En tanto Ómicron se extiende por el planeta, el virus del consumismo provoca el beneplácito de los comerciantes. Una vez más el paisito de las desigualdades cae en la tentación del viernes negro y se vuelca, con revolcón y todo, a comprar aquello que no necesita y que, al día siguiente, resulta en el chuchaqui consabido. ¡Bien por la economía que, al fin está resucitando y que induce que el país se mueva! sin embargo el relajamiento progresivo de la población induce a esperar que los científicos logren nuevas vacunas, puesto que la inmunidad de rebaño jamás se logra. Sin lugar a dudas no tenemos la intención de aterrorizar a la población, sin embargo, debemos recordar que las lecciones aprendidas en estos dos últimos años deben alertarnos a no dejar de lado la prudencia; no olvidemos que las clases presenciales en los centros educativos están a punto de empezar y las festividades de Navidad y Año Viejo advienen casi inmediatamente. El paréntesis en la pandemia significa un respiro de confianza, sin embargo este relax debe ser tomado con pinzas, más allá de la autosatisfacción que provoca un televisor, una cafetera o una ropa que juegan con la necesidad de identidad y seguridad en nosotros mismos. (O)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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