El Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables informó este jueves que se están llevando a cabo labores a contrarreloj para construir variantes de los oleoductos recientemente afectados por la erosión en un río en la región amazónica.
En un comunicado detalló que el objetivo de los trabajos que se realizan en «jornadas extendidas» es recuperar cuanto antes la normalidad en las actividades de los oleoductos.
Un proceso de erosión regresiva del río Piedra Fina, afluente del Quijos, que a la altura de la provincia de Napo adopta el nombre del río Coca, provocó recientemente la declaración de fuerza mayor y una reducción de la producción petrolera de Ecuador de alrededor del 53 % en los últimos días, según datos oficiales.
La empresa pública Petroecuador informó que la séptima variante del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), ubicada en el sector de San Luis, registra un avance del 73 % y estará concluida en 17 días para retomar las operaciones de transporte de crudo desde la Amazonía ecuatoriana hasta la provincia costera Esmeraldas, a partir del 29 de diciembre.
El ministerio añadió en su comunicado que el Oleoducto de Crudos Pesados construye de forma paralela su variante temporal, se prevé que tendrá el mismo trazado que la del SOTE y se pretende que su construcción concluya la primera semana de 2022.
En cuanto a la variante alternativa del Poliducto Shushufindi-Quito, que transporta nafta y gas licuado de petróleo, la quinta variante de 2,5 kilómetros, se espera que esté operativa desde el próximo domingo.
«Los trabajos para la construcción de las variantes se realizan en jornadas extendidas de 24 horas para cumplir con los plazos previstos y se desarrollan bajo condiciones climáticas adversas, ya que en el sector las lluvias son constantes», detalla el ministerio.
La cartera de Energía calcula que las pérdidas económicas por la paralización del sector por la situación de causa mayor debido a la erosión rondan los 600 millones de dólares.
Con todo, garantizó el abastecimiento de combustibles a nivel nacional y asegura que se han implementado medidas de prevención como monitoreo permanente, alertas tempranas, suspensión de bombeo y drenaje de los hidrocarburos existentes en las tuberías, evitando afectaciones ambientales en la zona.
En abril de 2020 se produjo un vertido de crudo debido a un desplazamiento de tierras que provocó la rotura de tuberías de dos oleoductos que trasladan el petróleo desde los yacimientos en la Amazonía hasta los puertos en la costa.
El incidente, que grupos ecologistas y organizaciones locales atribuyeron también al fenómeno de la erosión regresiva, provocó el derrame del remanente de crudo entre el lugar del accidente y las últimas válvulas, unos 15.000 barriles según distintas estimaciones, que afectaron a decenas de comunidades, hogar de 27.000 personas. EFE