Hay dos acciones de repetición en materia constitucional y legal en contra de los servidores públicos y de los servidores judiciales, en su orden. Están tipificados en la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional, cuyo meollo dice que al Estado se le permite ejercer una acción en contra del funcionario público que ha ocasionado pérdidas económicas a la Administración por obrar con negligencia o dolo en el ejercicio de su potestad pública.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), encargado de la promoción y protección de los derechos humanos, falló en contra del Estado ecuatoriano en el “Caso Diario El Universo” por ser responsable de la violación de los derechos a la libertad de expresión, circulación, residencia y a la estabilidad laboral de un periodista y los directivos de un periódico.
Rafael Correa pisoteó los derechos de personas e instituciones, entre los que estaban los medios de comunicación social y periodistas, de los que se ensañó con patología psiquiátrica. Un caso paradigmático fue la condena al columnista Emilio Palacio y a tres directivos de El Universo, dizque por “injurias calumniosas graves contra de la autoridad”, cuya sentencia fue desproporcionada: tres años de cárcel y pago solidario de 30 millones de dólares, más 10 millones adicionales a la empresa.
Ahora la sentencia de CIDH es irrisoria: $ 280.000 para el periodista Emilio Palacio y $ 60.000 para El Universo, adicionalmente $ 40.000 por costas y gastos. Sumado, el Estado debe pagar $ 380.000, es decir, el 1.2% respecto del fallo de la justicia del autócrata. Como si esto fuera de poco asombro, la indemnización saldrá de las arcas fiscales, es decir, de los pánfilos que aportamos al erario nacional. ¡Así de estulta es la justicia en Absurdislandia!
No obstante, el 24 de noviembre que el organismo tomó la decisión (notificación hecha el 21 de diciembre) pasará a los anales del periodismo ecuatoriano como una fecha de reivindicación de sus derechos, sobre todo de la libertad de opinión. P.D. Cuando el periódico y los periodistas se esfuercen por estar a la altura moral e intelectual de los hombres y problemas de su tiempo, como el caso de los hoy reivindicados, habrá un periodismo de altura y tendrá la confianza del pueblo.
¡Que se cumpla la Acción de Repetición en ésta y todas las sentencias que ameriten! (O)
