Decenas de ciudadanos se sumaron este sábado a un trabajo comunitario de limpieza por el aluvión del pasado lunes en el centro oeste de la capital ecuatoriana, que dejó 28 fallecidos y más de medio centenar de heridos.
El alcalde de Quito, Santiago Guarderas, informó este sábado en una rueda de prensa del fallecimiento de una de las dos personas que se encontraban hospitalizadas en estado crítico.
Aún permanecen hospitalizadas diez personas y se mantiene el reporte de una mujer de unos 38 años como extraviada.
Se han evaluado 55 viviendas, 27 de las cuales tienen afectado el primer piso y siete colapsaron, al igual que 14 cerramientos.
En total, hay 555 personas afectadas, que corresponden a 160 familias.
Además 37 vehículos y 22 motocicletas quedaron afectados, así como 20 postes, una subestación de la Empresa Eléctrica y 40 contenedores de basura.
El viernes Guarderas declaró el estado de emergencia en la zona afectada por el aluvión para el restablecimiento de las condiciones de los damnificados y movilizar recursos.
SOLIDARIDAD
En el trabajo comunitario de este sábado participaron funcionarios y vecinos con palas y escobas para iniciar la limpieza en la zona del aluvión.
Carolina Velázquez, secretaria de Coordinación Territorial y Participación Ciudadana, dijo que participan funcionarios municipales, la comunidad, universidades y empresa privada quienes se distribuyeron en once cuadrantes desde la calle Ritter hasta la avenida Amazonas para dejar limpia la zona afectada por el aluvión.
Verónica Alvear, propietaria de un local comercial en La Gasca y testigo del aluvión, relató que tras escuchar un estruendo pensó que se trataba de una explosión en un terminal de servicio eléctrico, sin embargo, fue cuando «cayó la montaña».
«Pasaron unos vehículos alertando y pitando» y cuando salió del local «se vino el deslave que traía consigo postes, semáforos», afirmó al anotar que «queda esa imagen de no haber podido ayudar y tener miedo a que vuelva a pasar esto», señala un comunicado del Municipio.
La institución agregó declaraciones de Karen Calderón, otra vecina del sector, quien dijo que la labor y pasión para ayudar a los demás «es la identidad quiteña que forma parte» del trabajo comunitario, una actividad que en el país andino se conoce como «minga».
Según el edil, el aluvión del lunes ocurrió por un «fenómeno natural extraordinario», que tuvo su origen en la intensa lluvia que cayó sobre la ciudad el lunes, con 75 milímetros de precipitaciones, cuando se preveía apenas dos milímetros.
Ese volumen es el más alto registrado desde 2003.
Uno de los embalses construidos para captar las aguas lluvias en la montaña, con capacidad de 4.500 metros cúbicos, se desbordó porque se calcula una acumulación de 20.000 metros cúbicos, explicó el alcalde.
Pero los vecinos achacan la tragedia a la construcción descontrolada en las faldas del volcán ganada a un terreno boscoso, además de la acumulación de desperdicios en la zona. EFE