El paisaje envuelve al mundo, nuestros ojos juegan con todos los elementos que lo componen provocando una sensación de paz absoluta mientras la mente lo procesa y dibuja internamente para luego crear recuerdos que cuando ausentes, los extrañemos y nos entregamos al placer de imaginar.
Desde siempre, el hombre ha deseado capturar aquello que tapiza el planeta, en petroglifos que datan de hace más de 44.000 años se plasmó el sueño común de mostrar nuestro hogar, de inmortalizarlo en piedra, lienzo y otros soportes. Ahora con la fotografía y la sensibilidad mágica de quien dispara una cámara, es posible detener el tiempo y obtener imágenes de la vida que cobija la Tierra sin dejar escapar detalle alguno.
Nuestra curiosidad nos lleva a parajes inhóspitos, lejanos, fríos, calurosos, desérticos, boscosos y demás, todos tienen su gracia exquisita; al observarlos nos paralizamos por momentos, luego los procesarlos hasta inventar el infinito. Como fotógrafos tratamos de capturar la magnificencia de los ingredientes que componen el paisaje, usando lentes como el gran angular para obtener más espacio captando más elementos en las imágenes de nuestro mundo.
En la actualidad gracias a cámaras asombrosas y telescopios increíbles conseguimos nuevas fotografías que deslumbran al humano, ¿hasta dónde llegaremos? Quizás nunca conozcamos el fin o tal vez nuestra curiosidad termine antes de saber que hay más allá. De momento les invitamos a proteger y amar nuestro planeta para sustentar la vida y poder vislumbrar la eternidad.
Foto Club Cuenca, un grupo de fotógrafos hermanados por esta afición que ha creado lazos desde 2008 con reuniones quincenales, nos invita a disfrutar de estas imágenes y a formar parte de la comunidad de soñadores cautivados por la belleza del mundo.
Texto: Kabir Montesinos G./Foto Club Cuenca
